Syngenta, una de las mayores comercializadoras mundiales de semillas y pesticidas, obtuvo un beneficio neto de 1.450 millones de dólares (1.337 millones de euros) en el 2019, el 0,2% más que un año antes, con un incremento del 4% de la facturación sin tener en cuenta el impacto de las divisas. Los ingresos llegaron a 13.582 millones de dólares (12.525 millones de euros). La compañía se vanaglorió este viernes de esos resultados, al haberse producido en un entorno complejo de históricas inundaciones en Estados Unidos, sequía e incendios en Australia y fluctuaciones de divisas, según reconoció Erik Fyrwald, consejero delegado de Syngenta, que resaltó la capacidad de la compañía de adaptarse a las necesidades de los agricultores en un contexto medioambiental exigente.

La facturación del negocio de protección de cosechas de Syngenta mejoró un 1,3% en 2019, hasta 10.588 millones de dólares (9.764 millones de euros), mientras que el área de semillas facturó 3.083 millones de dólares (2.843 millones de euros), un 3,9% menos. El flujo de caja libre antes de las adquisiciones y el acuerdo de litigio en EEUU fue de 1.390 millones frente a los 1.760 millones del 2018.

Con sede en Basilea, Syngenta se formó el 2000 por la fusión de Novartis Agribusiness y Zeneca Agrochemicals. Novartis fue creada en 1995 por la unión de Ciba-Geigy y Sandoz, esta última especializada en la producción de semillas. Syngenta y Montsanto son las principales firmas productoras de semillas modificadas genéticamente, especialmente útiles en la producción agraria ya que son más resistentes a plagas o fenómenos meteorológicos extremos. Las organizaciones ecologistas cargan a menudo contra este tipo de semillas al considerar que pueden tener efectos a largo plazo en el medio ambiente.