Una década después del estallido de la crisis económica, la recuperación todavía se resiste a llegar a los salarios. El sueldo del conjunto de los trabajadores todavía no ha recuperardo los niveles precrisis y las nóminas de hoy son el 1,9% inferior a las que se pagaban en el 2008. Los veteranos han sido quienes han sufrido más y las formas precarias de empleo, más flexibles por definición, son las que más rápidamente se han recobrado, tal como constatan los datos del Indicador de Precios del Trabajo (IPT) del 2017, publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística.

El IPT mide el salario bruto que se paga por un mismo puesto de trabajo, independientemente de la cantidad o calidad del mismo. Y, según este, un mismo empleo en el 2017 se remuneraba de media el 1,9% menos que en el 2008.

No obstante, no todos las ocupaciones han vivido de igual modo la recuperación económica. Los trabajadores veteranos, aquellos que por antigüedad y estabilidad suelen concentrar los mejores salarios, han sido los más castigados por la recesión: su sueldo fue en el 2017 el 4,3% inferior que diez años atrás. «Son los que tenían más incentivos y menos alternativas. Sin la edad suficiente como para prejubilarse y con demasiada para volver a la rotación de los más jóvenes», apunta el profesor de economía Raúl Ramos.

Paradójicamente, los trabajadores con menor antigüedad representan la otra cara de la moneda y son los que más rápido se han recobrado, pues en el 2017 cobraban el 7% más que antes del estallido de la burbuja.

Periodistas, médicos y científicos han sido las profesiones que más poder adquisitivo han perdido. Los comunicadores son el caso más extremo, pues el 2017 ganaron el 9% menos y llevan ocho años seguidos cobrando peor. Los profesionales del suministro de la energía (-6,8%), los científicos (6,7%) y los sanitarios (-6,5%) completan el club de los peor pagados.