Las cosas se calman un poco en la guerra que libran Emmanuel Macron y Donald Trump desde que el Gobierno francés decidiera aplicar de manera unilateral un impuesto a los gigantes tecnológicos. Parece que las dos administraciones se han dado una tregua para avanzar hacia un acuerdo que ponga fin a una escalada arancelaria.

Según medios franceses, París aceptaría aplazar el cobro del impuesto correspondiente a los meses de abril y noviembre del 2020 a cambio de que Washington renuncie a sancionar la importación francesa y subir los aranceles a hasta 2,4 millones de productos, incluído el vino, un gravamen que consideran «discriminatorio». Una pausa para evitar una escalada en la guerra comercial mientras se negocia en la OCDE un pacto internacional para impedir a las tecnológicas la ingeniería contable que le permite evadir impuestos. El deshielo lo anunciaba Macron en Twitter tras hablar por teléfono con Trump sobre la fiscalidad de las llamadas empresas GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon). «Excelente discusión con Donald Trump sobre la fiscalidad digital. Vamos a trabajar juntos en un buen acuerdo para evitar una escalada de tarifas», tuiteó un Macron optimista en francés y en inglés.

COMPROMISO / Según fuentes citadas por el diario económico Les Echos, el compromiso entre París y Washington está «al alcance de la mano» y serán ahora los titulares de Economía de ambas administraciones, el francés Bruno Le Maire y su homólogo estadounidense Steven Mnuchin, quienes buscarán un terreno de entendimiento en Davos. «Las empresas digitales podrán imputar a la tasa internacional lo que hayan pagado en concepto de impuesto francés. Si han pagado de más, el excedente se les devolverá», explican. «Esta posición no ha variado».

Francia y EEUU deberán fijar un calendario para llegar de aquí a finales del 2020 a un acuerdo internacional en el marco de la OCDE, que propuso que las GAFA tributen en los países donde ejercen su actividad y logren beneficios y no sólo donde tengan físicamente su sede social. El sistema se aplicaría a las empresas cuyos ingresos procedan de una actividad ejercida a través de internet que genere una determinada cifra de negocios, y tenga una interacción «duradera» con los consumidores del país en cuestión. Los ministros de Finanzas del G-20 respaldaron la medida.

A la espera de las negociaciones de la OCDE, la postura del nuevo Gobierno español en relación a la creación de un impuesto a los gigantes tecnológicos no ha variado ni un milímetro. El Ejecutivo prevé seguir adelante con sus planes de crear una tasa digital a nivel nacional que se adaptará a posteriori en caso de que haya fumata blanca nivel europeo o internacional. «Está dentro de nuestros planes», recordó la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, tras reunirse con sus homólogos europeos en Bruselas.