Las fórmulas con las que cuentan las multinacionales para pagar menos impuestos o dejar incluso de hacerlo son variadas y legales. Una de las más utilizadas es el denominado doble irlandés. En este caso, una compañía establece su sede en Irlanda, que recibe el grueso de las ganancias de la actividad comercial al ser la propietaria.

La normativa irlandesa le permite crear otra sociedad en un paraíso fiscal, a la que le paga grandes sumas por la dueña de los derechos intelectuales. Así, la parte que realmente paga en Irlanda, donde el tipo del impuesto de sociedades ya es inferior a la media comunitaria, con el 12,5% (6,25% para las firmas tecnológicas), recae sobre una cantidad baja. Pero esto se puede combinar con el sándwich holandés. Para no pagar tampoco por ello, estas sumas se envían a una sociedad de Holanda, aprovechando que por los 'royalties' tampoco se tributa; y luego a otra sociedad en otro paraíso fiscal.

Además existen los 'tax rulings' , que son acuerdos entre los países y las empresas para los impuestos. De ahí surgió el escándalo 'Luxleaks', mediante el que 340 multinacionales sellaron acuerdos con Luxemburgo. En España, estos pactos se llaman Acuerdo Previos con la Administración (APA).