La Unión Europea se prepara para afrontar la revolución del coche eléctrico por la que aboga la Comisión Europea en su nuevo plan verde, pero necesitará inversiones millonarias y nuevas infraestructuras para hacer realidad sus planes. Un estudio elaborado por la federación Transporte y Medioambiente (T&E) cifra en 2,9 millones los puntos de recarga necesarios (1,3 millones en el 2025) para los 44 millones de vehículos eléctricos que estiman se necesitarán en el 2030 para cumplir el objetivo de neutralidad climática en el 2050.

Esto significa que los Estados miembros tendrán que multiplicar por 15 los 185.000 puntos de recarga disponibles actualmente (132.000 en el 2017) en la UE, uno por cada siete vehículos. Un número suficiente para cubrir hoy día las necesidades del parque automovilístico, pero que se quedará corto a medida que se dispare la presencia de vehículos bajos en emisiones en las carreteras europeas en los próximos años. Ello debido a las nuevas exigencias en materia de reducción de emisiones CO2 para los fabricantes de coches.

EN CINCO MERCADOS / El análisis de T&E también sostiene que el 78% de los puntos de recarga tendrán que distribuirse en los cinco mercados europeos más importantes: Alemania, Reino Unido, Francia, España e Italia. Según el mapa actual, los países más avanzados y que ofrecen más puntos de carga ultrarápidos son Reino Unido, Holanda, Alemania, Suecia, Austria y Dinamarca, con más de siete puntos de carga rápida cada 100 kilómetros. Otros, como Eslovenia, República Checa, Francia o Bélgica tienen una cobertura «aceptable», mientras que la densidad es limitada en los países del sur, como España.

El informe pone el acento en la necesidad de priorizar la instalación de puntos de recarga en casas y oficinas. Además, según reivindican, entre el 20% y el 30% deberían situarse en zonas con baja población o en desventaja para garantizar que todo el mundo pueda beneficiarse de vehículos bajos en emisiones. Este cambio de modelo exigirá inversiones públicas y privadas, del orden de 20.000 millones de euros durante los próximo 11 años, a razón de 1.800 millones anuales, para desarrollar puntos de carga públicos.

La multiplicación de los puntos de recarga es uno de los elementos del pacto verde propuesto por la Comisión Europea para alcanzar la neutralidad climática en el 2050 y figura en la hoja de ruta planteada a finales del año pasado por el Ejecutivo. T&E defiende que este nuevo pacto y los nuevos instrumentos financieros (como el fondo de transición justa que Bruselas presentará en unos días) apoyen el desarrollo de infraestructuras y nuevas instalaciones de recarga que, según entienden, «deben convertirse en el buque insignia del acuerdo verde para crear sinergias entre industrias de la economía descarbonizada y crear el ecosistema de movilidad eléctrico».

Para el 2025 se necesitarán un millón de puntos de recarga para los 13 millones de vehículos eléctricos que, calculan, habrá en las carreteras europeas y su intención es abrir este mismo año una nueva línea de financiación. La actual directiva sobre infraestructuras alternativas de combustibles fósiles solo exige a los Estados miembros que dispongan de un número «adecuado» de puntos de recarga en 2020.