La Unión Europea se prepara para mover ficha y proteger sus derechos comerciales ante la parálisis de la Organización Mundial del Comercio. La falta de acuerdo en la renovación de dos de los tres jueces que todavía tenían mandato hasta este 10 de diciembre hará que este miércoles deje de funcionar el órgano de apelaciones de la institución, que permite resolver los contenciosos internacionales, dejando en el limbo al menos una decena de casos de apelación pendientes.

La administración de Donald Trump no ha dado su brazo a torcer y el comisario de comercio, Phil Hogan, ultima su respuesta con propuestas para reforzar el arsenal de medidas de la UE y sancionar a los países que adopten medidas comerciales ilegales o intenten bloquear el sistema. La administración estadounidense llevaba más de dos años bloqueando la renovación de los miembros de este tribunal de arbitraje que puede contar con un máximo de siete jueces y que necesita de un mínimo de tres para seguir funcionando.

El último intento, este pasado lunes, terminó en fracaso lo que significa que la OMC, con un solo juez con mandato en vigor, no estará en disposición de garantizar el derecho de apelación. Es un golpe lamentable y muy serio contra el sistema comercial internacional basado en reglas que durante los últimos 24 años ha confiando en el órgano de apelaciones, ha lamentado Hogan sobre una corte clave para resolver contenciosos como el de Airbus y Boeing.

Momento crítico para el multilateralismo

La Unión Europea teme que con el órgano de apelaciones fuera de juego se pierda un sistema de solución de conflictos que entiende ha garantizado de forma independiente, tanto para países grandes como pequeños, la aplicación de las reglas de forma imparcial. Es un momento crítico para el multilateralismo y el sistema de comercio mundial, ha insistido el comisario irlandés que en los próximos días este jueves comparece en Bruselas- presentará propuestas sancionar a los países que vulneren las reglas de la OMC.

La idea no es nueva. Ya figuraba en la carta del mandato que le encomendó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo mismo que la reforma de la OMC. Según el diagnóstico de Bruselas, responsable de la política comercial de los 28, la OMC debería ser capaz de reflejar el entorno cambiante a nivel mundial para seguir siendo relevante y operativa. En este sentido, considera crucial un paquete integral de reformas en relación a las tres funciones del organismo con sede en Ginebra: como productor de reglas comerciales, como monitor de las políticas y prácticas comerciales de los países y como resolución de disputas.

Los miembros seguirán resolviendo las disputas en la OMC a través de consultas, paneles y otros medios previstos en los acuerdos pero no podemos abandonar la que debe ser nuestra prioridad: encontrar una solución permanente para el órgano de apelación, reclamaba el pasado viernes el director general de la OMC, Roberto Azevêdo.