La factura de la luz no es solo el precio de la electricidad. Su cuantía esconde detrás un sinfín de cantidades de diverso rango y motivo. Entre ellas, la deuda que el Estado comprometió con las eléctricas hace más de 10 años y que los consumidores de la luz todavía seguirán pagando durante una década. En total, cada consumidor debe alrededor de 650 euros que pagará en cómodos plazos hasta el año 2028. El montante correspondiente a la deuda en la factura de este año será de aproximadamente 93 euros por usuario.

El último informe publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) establece la deuda con el sistema eléctrico en 18.851 millones de euros, a cierre de 2018. Es una cantidad un 10,21% inferior al importe que se debía al final del 2017 (20.994 millones de euros) y mucho más pequeña que los 27.000 millones alcanzados en el 2014, pero a la que todavía le quedan otros nueve años para ser liquidada, según estima el regulador.

Esta gigantesca deuda se debe a la acumulación de déficits durante 14 años (en el 2014 dejó de haber déficit). El conocido como déficit de tarifa es la diferencia entre los ingresos que las eléctricas reciben por los pagos de los consumidores y los costes que la regulación les reconoce por el suministro. Para evitar la subida del precio de la luz, en 2002 el Gobierno del PP decidió que el precio de la electricidad no subiese por encima de la inflación y congeló los precios, sin embargo, el coste de la energía siguió subiendo -sobre todo por el aumento del precio del petróleo- y esto provocó un desajuste tarifario que se convirtió en deuda.

Todos los gobiernos que pasaron por Moncloa decidieron seguir receta que fue acumulando deuda hasta que en el 2013 se llevó a cabo una reforma en el sector eléctrico que supuso que, después de 14 años consecutivos de generación de déficit el 2014 fuese el primer ejercicio en el que hubiese un superávit (550,3 millones de euros). Y desde entonces han vuelto a resultar positivos todos los ejercicios, aunque cada año en menor cuantía.

Sin embargo, todo lo bueno se acaba. Y si en 2018 se prevé un superávit de 43,8 millones euros, en el 2019 se volverá a producir un desequilibrio entre los ingresos (17.500 millones) y los costes (18.000 millones) de 455 millones de euros. El nuevo déficit no se acumulará, sino que será asumido con el superávit agregado que a finales de 2017 ascendía a 1.591 millones de euros, pero sí dará que pensar sobre el diseño del sistema eléctrico.

El año pasado los consumidores de luz pagaron un montante anual de 2.738 millones de euros para reducir la deuda, un 2,81% menos que en 2017 (2.818 millones) y un 0,05% más que la estimación prevista para este año, cuando se prevé un cargo de 2.740 millones. En los próximos años, las cantidades a pagar serán similares.

Según las previsiones de la CNMC, el pago anual será superior a los 2.000 millones hasta el año 2025. Esto es, entre 80 y 90 euros por consumidor al año y suponen aproximadamente el 15% de la parte regulada de la factura (la parte regulada representa la mitad del recibo pero este año sigue congelada). A partir del 2025, las cantidades serán mucho menores hasta saldar la deuda en el 2028. No obstante, su evolución dependerá en gran parte de cómo avancen los tipos de interés.

17 EUROS EN INTERESES / Así, en el 2019 los intereses representarán el 17,6% del total de la anualidad (482,9 millones) -de los 93 euros de cada consumidor, 17 serán intereses y 76, el principal-. De hecho, la bajada generalizada de los tipos prevé que se traduzca en el pago de intereses asociados a la deuda un 19% inferiores a los del 2018 (596,2 millones) y un 34,9% menores a los de 2017.

Los consumidores pagan y los bonistas cobran. La deuda eléctrica está dividida en cuatro titulares de derechos de cobro, pero con un acreedor principal (81,7%) que son los bonistas del Fondo de Titulización del Déficit del Sistema Eléctrico (FADE). El Gobierno creó este instrumento en el 2010 para titulizar y emitir con el aval del Estado los derechos de cobro reconocidos a las eléctricas y que así estas no tuvieran que endeudarse. El fondo tuvo una rentabilidad media en el 2018 de un nada desdeñable 3,65%.

El coste medio ponderado del conjunto de la deuda del sistema eléctrico en el año 2019 será del 2,56%, 66,6 puntos básicos menos que el coste medio ponderado de la deuda en el 2018 (3,22%).