Sergey Chemezov, uno de los más íntimos colaboradores del presidente ruso, Vladímir Putin, y número uno de Rostec, la gigantesca empresa pública rusa de armamento --fabricante entre otros productos del fusil Kalashnikov-- también utilizó la Lavandería Troika para adquirir propiedades en la Costa Brava. En el 2017, este miembro del círculo más cercano de Putin se hizo, a través de su hijastra y gracias a un precio de venta inusualmente bajo, con una lujosa villa en la urbanización de SAgaró Vell que se levanta sobre una parcela de más de 6.000 metros cuadrados en una de las zonas más privilegiadas de la Costra Brava. Chemezov es el jefe del también colaborador de Putin, Vladimir Artyakov, que años antes invirtió más de 13 millones de euros, procedentes de la misma trama de lavado de dinero negro, en la compra de otras dos villas en la misma urbanización, tal y como reveló EL PERIÓDICO. La villa de Chemezov y las dos mansiones de Artyakov están una frente a las otras, separadas apenas por una calle.

La Lavandería Troika es la enorme estructura de blanqueo de dinero creada en Rusia que fue destapada por la investigación conjunta del Organised Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y de 21 medios internacionales, entre ellos EL PERIÓDICO. El pasado 4 de marzo, esta investigación periodística reveló la salida de más de 4.000 millones de euros desde Rusia a diferentes países --entre ellos España-- a través de empresas en paraísos fiscales que operaron mediante cuentas del banco lituano Ukio Bankas, ya cerrado por blanqueo.

Por medio de ese mecanismo, el entorno de Artyakov, exgobernador de la región rusa de Samara y actual número 2 de Rostec, se hizo en SAgaró con varios terrenos en que se levantan dos lujosas mansiones. La compra siguió una operativa sospechosa: dos compañías radicadas en paraísos fiscales concedieron un crédito de casi 15 millones de euros a Anna Kurepina, una octogenaria que con ese dinero adquirió las dos villas y los terrenos para, años más tarde, venderlos a Dmitry Artyakov, hijo del alto cargo.

"Allí vive el 'jefe'"

Cuando se les pregunta por la villa de Artyakov, trabajadores de la urbanización están al tanto de que el propietario es un magnate ruso, aunque no llegan a identificarle. Eso sí, hay algo que parecen tener muy claro. Buff. Son muy ricos. Esa casa y esta -dice señalando las dos viviendas de los Artyakov- son de la misma persona. Y allí -afirma apuntando a la villa del otro lado de la calle- vive el jefe.

La villa del jefe es distinta a las demás. Las paredes de piedra y una torre circular le dan reminiscencias a una fortaleza medieval. La casa, que tiene cerca de 400 metros cuadrados, se levanta sobre una zona ajardinada de más de 6.000 metros y solo la separa una calle de las dos villas de Artyakov.

Los operarios de la urbanización no se equivocan con lo del jefe. Según los documentos del registro de la propiedad, la vivienda fue adquirida en el 2017 por Anastasia Ignatova, la hijastra de Chemezov, número 1 de la compañía Rostec y, por tanto, jefe de Artyakov. Lo que hace relevante a Chemezov es que es uno de los más íntimos colaboradores del presidente ruso. Su figura es tan importante en el Kremlin que fue una de las personalidades a quien el Gobierno de EEUU impuso en el 2014 sanciones por la ocupación rusa de Crimea, como queda patente en un documento del Departamento del Tesoro.

Su hijastra, Anastasia Ignatova, es profesora de teoría política en la Moscow State Institute of International Relations y se hizo famosa por aparecer en el calendario Pirelli junto a, entre otras, Nicole Kidman o Penélope Cruz. Su presencia generó polémica y obligó al fotógrafo de la edición, Peter Lindbergh, a dar explicaciones sobre el por qué de la inclusión de esa mujer desconocida junto a estrellas del cine.

Ignatova está casada con el exjugador de baloncesto y presidente de la sección de baloncesto del CSKA de Moscú, Andrei Vatutin. El matrimonio pagó 2,9 millones de euros por la vivienda, un precio inusualmente bajo, según los expertos. No creo que el precio de esa villa cayera por debajo de los tres millones de euros incluso en los tiempos más duros de la crisis. Hoy en día ese inmueble cuesta al menos 10 millones de euros, afirma Igor Indrikson, un inversor inmobiliario especializado en compradores rusos y fundador de la web indriksons.ru.

Puntos oscuros

A parte del sospechoso precio de amigos con que Ignatova y su marido adquieren la vivienda en la operación aparecen otros puntos oscuros. La vivienda era propiedad de la Societé Immobiliere Elsamex, una compañía con sede en Luxemburgo que la adquirió en los años 80 y que el año 2017 decidió vender ese inmueble. Aunque no es posible saber quién es el propietario de la compañía --ya liquidada y con domicilio en Liechtenstein-- su directora, Katerina Iosif, fue quien dio la orden de venta de la vivienda, y resulta una de las personalidades clave de la Lavandería Troika. La razón es que Iosif, una abogada chipriota, figura como responsable en al menos 10 compañías fantasma creadas en paraísos fiscales por esa maquinaria de lavado de dinero para blanquear fondos.

Además, la parte vendedora y la compradora están conectadas. Así, para que la representara en la venta, Iosif dio poderes a otra mujer, una española de origen ruso, Maria Baer Pakhomova, hermana de Roman Pakhomov, director de AviaCapital-Service, la empresa de leasing de Rostec. Es decir, la compañía rusa que preside Chemezov, cuya hijastra compró la vivienda.

Pakhomova también conetca la compra de Chemezov en el 2017 y la de Artyakov en el 2008. La razón es que esta mujer, pero usando su apellido de casada, Volkova, actuó también como representante de la familiar de Artyakov.