Los coches que se comercialicen en la Unión Europea a partir del año 2030 tendrán que contaminar mucho menos. Concretamente, los vehículos nuevos que se vendan a partir de esa fecha deberán emitir un 37,5% menos de dióxido de carbonorespecto al nivel de 2021- y un 31% en el caso de las camionetas. La Eurocámara ha ratificado definitivamente estos objetivos, pactados en diciembre pasado con los gobiernos europeos, y ha cerrado el círculo de una legislación que pretende reforzar la transición hacia una economía neutra en carbono.

El plan, avalado con una aplastante mayoría de 521 votos a favor, 63 en contra y 34 abstenciones, había recibido muchas críticas por parte de la industria europea. En diciembre pasado, nada más conocer el acuerdo político, la asociación europea de fabricantes de vehículos (ACEA en sus siglas en inglés) alertaba del impacto seismico que tendrán los extremadamente ambiciosos objetivos en el empleo de toda la cadena de valor del sector de la automoción europeo que da trabajo a 13,3 millones de personas.

Hemos negociado con dureza pero entendemos que una transición a una economía neutra en carbono nos puede ayudar a luchar contra el cambio climático, asegura Miriam Dalli, la eurodiputada maltesa que ha pilotado la negociación y que ha recordado la dura presión y oposición que han sufrido por parte de la industria y de algunos Estados miembros contrarios a objetivos más ambiciosos. La decisión final, un compromiso intermedio entre el 35% que defendían los gobiernos y el 40% por el que apostaba la Eurocámara, también incluye un objetivo de reducción del 15% para 2025. El último paso será la aprobación final en el Consejo.

REVISIÓN EN 2023

La Comisión Europea tendrá que vigilar en adelante los metadatos sobre consumo de combustible, para evitar que los fabricantes se salten los nuevos objetivos, y comprobar que corresponden a objetivos en carretera y no en laboratorio como hasta ahora. Además, deberá decidir para 2023, como muy tarde, si considera necesario definir una metodología común de evaluación sobre la notificación de datos.

La normativa también contempla que los fabricantes que emitan por encima de los niveles acordados tendrán que pagar una prima por exceso de emisiones. La Comisión Europea deberá evaluar en 2023 el posible uso de este dinero que podría dedicarse a un fondo específico para la reconversión de los trabajadores del sector, a la formación de los mismos, o a proyectos para impulsar la movilidad cero en emisiones. Lo que está claro, asegura Dalli, es que esta nueva legislación hará que los consumidores puedan ahorrar y comprar vehículos con nueva tecnología a un precio más barato.

El aprobado no ha sido recibido con igual optimismo por las organizaciones ecologistas. Transporte y Medioambiente (T&E) considera que contiene un vacío legal que los fabricantes de automóviles podrían explotar, impulsando las ventas de vehículos híbridos enchufables en vez de vehículos eléctricos. Las reglas están mal diseñadas y los fabricantes tendrán una gran tentación de jugar con ellas, augura Julia Poliscanova que considera que al permitir que los híbridos enchufables cuenten para el objetivo igual que los eléctricos facilitará el cumplimiento por parte de los fabricantes.

SUSPENSO PARA EL TRANSPORTE

Según datos de la Agencia Europea del medioambiente, el sector del transporte es el único que no ha reducido de forma significativa sus emisiones de gases de efecto invernadero desde 1990. Es más, el transporte por carretera es el que genera la mayor parte de las emisiones, con el 72,9%, de todos los medios de transporte y el 20% de las emisiones totales en la UE.