El grupo Volkswagen tuvo un leve respiro en el primer trimestre en la pesadilla por la que está atravesando debido al escándalo de la manipulación de motores diésel. La multinacional alemana logró una ligera mejora de las ventas de vehículos a clientes del 0.8%, y consiguió matricular 2,5 millones de unidades. Sin embargo, el beneficio neto cayó un 19,3% y acabó el mes de marzo en 2.365 millones.

Las provisiones que ha tenido que contabilizar la compañía siguen pesando como una losa en el resultado de la firma. En los tres primeros meses del año, las ganancias operativas crecieron un 3.4% y llegó a 3.440 millones, lo que llevó al grupo a calificar los resultados de "sólido inicio del año". La empresa reconoce que en la mejora del beneficio operativo también ha influido positivamente en 300 millones el tipo de cambio de esas provisiones por el 'dieselgate'.

Los ingresos del consorcio sumaron 50.964 millones, un 3,4% menos que en el periodo de enero a marzo del 2015. Otro dato negativo que preocupa a los sindicatos por los efectos en la plantilla es el descenso en la producción del 6,1% al haber ensamblado 2,555 millones de vehículos. De momento, la plantilla se mantiene casi estable, con un leve aumento del 0,5% que la situó en 613.075 empleados.

AÑO DE TRANSICIÓN

En el capítulo negativo, también se encuentra un desplome de los recursos disponibles ('cash flow') generados por la actividad ordinaria, que caen un 45,8%.

El presidente del comité ejecutivo de Volkswagen, Matthias Müller, ha advertido de que el 2016 será "un año de transición" por la necesidad de "realinear el grupo", aunque confía en que el resultado operativo tendrá un "crecimiento sólido" que será clave para "tomar las decisiones necesarias de forma pausada y diligente".