El presidente de Volkswagen, Matthias Müller, ha provechado su esperada primera visita a Estados Unidos desde que estalló el 'dieselgate' para intentar recomponer la imagen de la marca. Müller ha reconocido que todavía no tienen la solución para solventar el exceso de emisiones de gases detectado por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU, aunque ha ratificado una inversión de 900 millones de dólares (826,5 millones de euros) y la cración de 2.000 empleos en la fábrica de Volkswagen en Chattanooga (Tennesse).

Casi cuatro meses después de que la agencia pública de medio ambiente de California hiciera público el trucaje de los motores diésel de Volkswagen, el presidente del grupo alemán ha dado la cara ante la prensa en el Salón del Automóvil de Detroit para intentar recuperar el terreno perdido en el mercado norteamericano, aunque esa tarea tardará meses o incluso años.

Para empezar ha ratificado los planes de inversión en la planta de Tennesse para comenzar a producir a final de este año un todocamino de tamaño mediano en el que la compañía tiene depositadas esperanzas para ganar cuota de mercado en un país que se le ha atragantado a Volkswagen en los últimos años y en el que desde septiembre han caído sus ventas por la prohibicion de vender una buena parte de sus modelos diésel. La factoría de Chattanooga se ha convertido en el bique insignia de Volkswagen en Estados Unidos, con una inversión previa de 1.000 millones de dólares. A esa inversión se suman otros 100 millones de Porsche en la apertura de una sede en Atlanta.

La apuesta en Norteamericana de la multinacional alemana se completa con el inicio de la producción del Audi Q5 en la planta de Puebla (México) la próxima primavera así como la de una nueva versión larga del SUV Tiguan a partir del 2017. Müller ha reconocido que "Volkswagen debe profundizar en su conocmiento de Estados Unidos", un objetivo en el que trabaja un centro de desarrollo de modelos en Chattanooga. "EEUU es y se mantiene como un mercado esencial para el grupo Volkswagen", ha afirmado Müller.

El grupo ha aninciado en un comunicado que mantiene un "diálogo constructivo" con las autoridades de EEUU para homologar una solución técnica para los casi 600.000 coches vendidos en el país con un dispositivo para camuflar las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx). La mayor exigencia en cuanto al nivel máxi o de gases permitidos en EEUU hace que la solución que empezará a aplicar en Europa a partir de enero no solvente el problema en el país norteamericano, hasta el punto que algunas fuentes apuntan que la marca tendrá que ofrecer coches nuevos a un buen número de afectados.