Pablo Iglesias y sus socios territoriales aspiran a conquistar el 26-J el liderazgo en Catalunya, Comunidad Valenciana y Baleares como primer objetivo político de un proyecto más ambicioso, que trasciende las elecciones en junio, y que plantea la construcción social de un nuevo espacio identitario. Los 'morados' sustentan su pulso en el concepto de plurinacionalidad, que han acuñado como fórmula para superar la frustración aspiracional que, opinan, emana de unos nacionalismos clásicos incapaces de resolver las inquietudes del soberanismo.

Con el referéndum y la defensa de un estado plurinacional, consideran que pueden alcanzar la hegemonía en en estos territorios, pero son conscientes de que, en paralelo, deben construir en lo cultural y lo afectivo una nueva identidad en la que quepan los simpatizantes del socialismo, de ERC, de CDC y de la CUP.

Este ideario, abstracto, teórico, cristalizó este jueves en una imagen mucho más tangible, de gran poder simbólico, en el mitin en Palma que reunió a los líderes que hacen visible esa plurinacionalidad. Ada Colau,Xavier Domènech (En Comú Podem), Mònica Oltra(A la Valenciana) y los líderes de Units Podem Més compartieron escenario con un Iglesias deliberadamente moderado para dejarles brillar, que cargó contra los que se apropian de la palabra "patria", defendió la plurinacionalidad y advirtió a Mariano Rajoy que va a ganarle las elecciones.

Ni Colau ni Domènech quisieron avivar el incendio del referéndum, alimentado por ERC, CDC y la CUP tras el debate electoral, en el que creyeron leer que Iglesias ya no estaba tan dispuesto a defender la consulta como algo imprescindible en las negociaciones de gobierno tras el 26-J. El cabeza de lista pidió prudencia y recordó que falta aún una semana de campaña. La alcaldesa de Barcelona no citó a ningún otro partido pero advirtió que no responderán a los ataques. "No caeremos en sus provocaciones. Cada día intentan hurgar, que nos peleemos entre nosotros, pero somos la gente de la fraternidad", zanjó y apeló en un discurso especialmente emotivo a los electores a vencer el miedo para vencer en un momento histórico que supone una "revolución ética, de los valores".

TRES PULSOS DISTINTOS

Fuentes de la dirección de Podemos sitúan las expectativas en conseguir ser primera fuerza en los tres territorios, pero con márgenes de comodidad distintos. En Catalunya todas las encuestas colocan a Domènech en cabeza y la incógnita reside en afinar el diagnóstico de cuántos escaños más obtiene. En diciembre cosechó 12 diputados, el CIS preelectoral le sitúa en 15 y el GESOP en 13. En Baleares, confían en lograr el desempate con el PP que auguran los sondeos y obtener 4 representantes.

El territorio donde avanzan con más dificultad, para sorpresa de propios y ajenos, es en la Comunidad Valenciana, una tierra en la que permanecerían estancados en los 9 escaños del 20-D. Los dirigentes morados no esconden su estupor. No logran comprender cómo no avanzan con el liderazgo potente de Oltra en la vicepresidencia de la Generalitat y la excelente valoración de Joan Baldoví, su portavoz en el Congreso. A pesar de la resiliencia al cambio, es una comunidad clave, la única en la que la dirección del partido ha preparado actos en las tres capitales. Este viernes, Iglesias en Alicante.

ABANDONAR EL FETICHISMO

Fuentes de la dirección de Podemos admiten que el 27-S, en las elecciones catalanas, sufrieron un terrible fracaso pero adquirieron también un valioso aprendizaje: el planteamiento de la coalición Junts pel Sí les confirmó que, en determinados contextos históricos, es necesario abandonar “el fetichismo de las etiquetas” y transmitir la sensación de conquista compartida a través de metáforas, de emociones, de “pasiones”. Lo que trata de hacer Podemos en esta campaña es apelar a ese pueblo en construcción, que reclama soberanía y un nuevo acuerdo social, para que se sienta partícipe de un triunfo histórico, de una victoria tranquila. Y así, arrinconar en los márgenes del tablero a opciones como ERC o la CUP, o incluso CDC. No los nombra y los respeta en términos de inteligencia política. Pero los define como aquellos que se quedaron en el “confort de lo inalcanzable”, o como apunta el filósofo Slavoj Zizek en la impotencia convertida en identidad: “somos los que no podemos ganar”.