En prácticamente todos los cuarteles políticos hay nervios, cuando no desesperación, en este tramo final de campaña. En el de los naranjas se ha instalado, además, un ritmo trepidante que responde al intento de frenar la gran caída augurada en encuestas y que, según la dirección de Ciudadanos, solo se podría evitar con una movilización in extremis de sus votantes desencantados.

Con ese objetivo, Albert Rivera y los suyos están desplegándose por todo el país dirigiéndose directamente a los que les votaron en abril y ahora tienen serias dudas. El mensaje no puede ser más directo: en cada punto de porcentaje de apoyo se juegan hasta 10 escaños, por lo que el riesgo que han detectado es máximo. Es un S.O.S.

Rivera se está jugando el tipo en esta campaña y el futuro e infuencia de su partido. De hecho, en estas horas los naranjas aprietan el acelerador, mirando de reojo a derecha e izquierda, a fin de garantizar que al menos pintan algo en el tablero de desbloqueo del 10-N, que se prevé muy complicado.

EVITAR LA PESADILLA / En los mejores sueños de los naranjas estaba, al inicio de la precampaña, reventar los sondeos y poder sumar con el PP para formar gobierno, aunque tuvieran que recurrir a apoyo externo de la ultraderecha, como en Andalucía. A dos jornadas ya de echar el telón electoral, el objetivo de urgencia es evitar la pesadilla y que por un lado el PSOE (en menor medida) y Vox, por el extremo, no le hayan robado buena parte de sus antiguos avales.

Los naranjas ponen el foco en Pedro Sánchez, al que siguen acusando de querer pactar con los independentistas pese a su evolución en este terreno, pero sobre todo en reclamar respaldo para ser decisivos y evitar «otras elecciones», lo que evidentemente amortiguaría ante la opinión pública la sensación de fracaso si pierden muchos escaños. No aclaran, por el momento, si se están refiriendo a apoyo directo a la lista más votada, previsiblemente la del PSOE, o a una abstención. Tampoco si su decisión en el post10-N será individual o estará ligada a vetos a determinadas organizaciones que puedan negociar con los socialistas, en caso de que den los números.

Lo que sí han avanzando ya es que pondrán condiciones basadas en «la defensa de la convivencia, un régimen económico más favorable, una España reformada y la unión y la igualdad de españoles». «No votéis con miedo ni desilusión. Votad lo que más se parece a vosotros. Sería una irresponsabilidad que no movilicemos a la población [...]. El reto es subir dos puntos, 20 escaños, y lograr un cambio en el que nadie más que nosotros cree», enfatizó el propio Rivera en un acto-mitin en Sevilla.

Sabe Rivera que lo tiene difícil. Aún así, insiste en que lo que suceda en las jornadas de reflexión y electoral en Cataluña pueden cambiarlo todo. Estarán pendientes en su sede, donde se vive con estrés. Conviven ya con preguntas sobre posibles dimisiones. Y responde el líder que no hay apego a la silla.