Como ocurrió el lunes en el debate de RTVE, también en Atresmedia los cuatro candidatos se enzarzaron a la hora de debatir sobre Cataluña. Sobre todo, cuando se abordaron las relaciones con los independentistas. Hubo dos bloques claros: el de izquierda PSOE-Podemos, que defiende el diálogo y la empatía para favorecer la convivencia dentro de la legalidad, y el de la derecha PP-Cs, que salió a atacar a Pedro Sánchez sin piedad por, supuestamente, haberse rendido ante los secesionistas. Salió a relucir la «humillación». Hubo de nuevo fotografías, con marco y sin marco, que Albert Rivera se encargó de colocar ante el foco. Demostrando que es inmune a la lluvia de memes que había recibido por este tipo de gestos en la jornada anterior. Sin interrupción, el líder de Cs acusó al presidente de «vender» España, una sintonía en la que Pablo Casado le volvió a hacer los coros. «Eso es mentira. Son unos mentirosos. Es falso que yo haya pactado nunca con los independentistas», se defendió desde los primeros minutos Sánchez, quien, esta vez, salió rápido al contrataque, más agil que la noche anterior. Le echó una mano esta vez Pablo Iglesias, quien, desde la filosofía de Unidas Podemos, reclamó a PP y Cs que aparcasen de una vez el exceso de «escenificación» en un asunto de tanto calado y tan serio para todos los ciudadanos.

Él sí defendió el referéndum pactado para que los catalanes puedan expresar libremente qué futuro desean y qué relaciones quieren tener con España.

Ahí el matiz que le aleja de un PSOE que insiste en que se puede dialogar dentro de la ley y buscar más autogobierno, sin ir más allá. G. ROBLES