La doble campaña electoral que se cerró anoche, autonómica y nacional, deja un escenario completamente abierto, en el que no hay certezas más allá de que las urnas, con toda probabilidad, recogerán la creciente fragmentación del espacio político, por lo que será imprescindible diseñar pactos para formar gobiernos, en la Generalitat valenciana y en Madrid.

Han sido quince días en los que los líderes de los principales partidos, que ya habían hecho camino con precampañas más o menos intensas en función de cada marca, han tratado de apelar al voto útil y, sobre todo, de convencer a la gran bolsa de indecisos que, probablemente, continúe sin deshincharse por completo a solo 24 horas de que abran sus puertas los colegios electorales mañana.

Lo que apuntan las encuestas dibuja un espacio de bloques, derechas e izquierdas, en el que el PSPV y el PSOE van al alza; Podemos y Podem a la baja; Compromís descendería y PP y PPCV perderían fuerza de modo sensible, pero solo porque el ascenso de Ciudadanos y la irrupción de Vox dividirían más el ala más conservadora del espectro político.

escenario volátil // Con estos mimbres, que tejen un escenario más que volátil, la histórica convocatoria de este domingo, en la que coinciden por primera vez los comicios a Les Corts y a Cortes Generales, toda vez que el president de la Generalitat ha estrenado la prerrogativa de convocar elecciones con calendario propio, los necesarios acuerdos pasan por tres opciones en el Palau. Bien una reedición del Botànic con el PSPV como ganador; bien un Consell a la andaluza, con el PP que dejaría de ser el más votado por primera vez desde 1995; o un acuerdo entre socialistas y Ciudadanos, cuya posibilidad ha negado, por ahora, Toni Cantó. En todo caso, sí es muy probable que Castellón cuente con su tercer president de la provincia consecutivo en la próxima legislatura, ya que Ximo Puig (PSPV) e Isabel Bonig (PPCV) son del territorio, aunque la valldeuxense se haya presentado por Valencia.

estrategias y mensajes // El tirón de que esté en juego el Gobierno de España ha llevado a una campaña que, también en clave de Castellón, ha pivotado en torno a la política nacional, con un inicio oficial que para el socialista Pedro Sánchez fue en el Palau de la Festa de la capital. Tanto el candidato del PSOE como Albert Rivera (Ciudadanos) y el popular Pablo Casado eligieron València para cerrar ayer los actos de petición del voto, aunque este último remató en Madrid, mientras que el podemita Pablo Iglesias ha celebrado algún mitin en la Comunitat aunque, abrió y cerró las intervenciones en Madrid.

Casado y el presidente de Vox, Santiago Abascal, visitaron, además, Castellón en plena Magdalena, es decir, en precampaña. Sobre los discursos de los líderes de estos grandes partidos, han usado la ficha del miedo, bien sea a los nacionalismos en el caso de las derechas, o a los postulados reaccionarios de Vox en coalición con PP y Cs desde las izquierdas.

Estos ejes han tenido su reflejo en los discursos de los aspirantes a Les Corts. El socialista Ximo Puig ha optado, además de por alertar sobre los «peligros» de la extrema derecha, por defender su gestión, con porte institucional. Mónica Oltra y sus compañeros de Compromís han insistido, por su parte, en apostar por una reedición del Botànic, su única opción clara de estar en el Consell, según las estimaciones. La popular Isabel Bonig ha mantenido una cierta moderación, con los riesgos del nacionalismo, la libertad educativa y las rebajas fiscales como protagonistas.

En cuanto a Ciudadanos, la gravísima crisis interna en Castellón ha estallado en la cara de la formación naranja en plena campaña, una división interna que desvela la escasa consistencia de la formación. Mientras, Podem ha pasado de puntillas por Castellón, dejando la sensación de que, ni está, ni se le espera.