Entré en política porque como psicóloga, mi vocación siempre ha sido ayudar a mejorar el bienestar de los demás. En política he podido desarrollar mi paciencia y mi inteligencia emocional, materia que debería impartirse en todos los colegios valencianos. Decidí dar el paso adelante porque quería dejar un Castellón mejor para mi familia y amigos. Vi en Ciudadanos el único partido en que los expertos podemos implicarnos y no profesionalizarnos. Por ello, cuando deje de ser feliz volveré a mi profesión en la Universidad, de la que nunca me he desvinculado del todo.