El último domingo de una campaña electoral en España solía ser de enorme intensidad mitinera. Pero estos comicios son atípicos desde el principio. Por haber coincidido con la Semana Santa y porque hoy y mañana asistiremos por primera vez a la concatenación de dos debates televisados con 24 horas de diferencia. Así que los primeros espadas de los partidos, que tan activos se mostraron tanto el Jueves Santo como el Viernes Santo, menguaron ayer, Domingo de Resurrección, su actividad para poder hincar los codos y preparar bien la doble cita con sus adversarios en TVE y Atresmedia.

Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias hicieron un alto en el camino y delegaron el protagonismo de la jornada en segundos espadas. Los otros contendientes, Pablo Casado y Santiago Abascal, ambos católicos confesos, sí mitinearon en el Domingo de Pascua, el popular en Toledo y el ultra en Murcia y Alicante. En el caso de Ciudadanos, el acto principal del día se lo reservaron a Inés Arrimadas, cabeza de lista por Barcelona, de nuevo en territorio comanche.

La recibieron con abucheos, improperios como «fuera fascistas», «puta, vete a tu casa», o gritos como «andaluza» en Torroella de Montgrí (Gerona), el pueblo de la exconsejera Dolors Bassa, actualmente en prisión preventiva y enjuiciada por el Tribunal Supremo. Y dos personas vestidas con trajes blancos se dedicaron a fumigar con lejía la calle por donde había pasado la comitiva naranja, lo que suscitó indignación en las redes sociales.

«Nos han abucheado, insultado y han desinfectado el suelo que hemos pisado los constitucionalistas. Que os quede claro: no vamos a renunciar ni a un palmo de Cataluña. Sois unos totalitarios», clamó Arrimadas en Twitter, donde también se calentaron los ánimos contra la propietaria de la popular horchatería El Tío Che, en el barrio del Poblenou de Barcelona, que recibió el viernes en su local a Arrimadas y al exministro socialista Celestino Corbacho -ahora número tres de la candidatura de Manuel Valls a la alcaldía de Barcelona-, como hace con representantes de cualquier otra formación para explicarles las demandas del pequeño comercio. Entre las reacciones en las redes sociales, insultos y llamadas al boicot comercial. También se le reprochaba que buscase durante la campaña escenas de rechazo, como la del pasado jueves en Vic, con la que justificar mensajes victimistas.

Todos estos episodios le sirvieron a Arrimadas para aseverar que si su partido está en el próximo Gobierno, el requerimiento previo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución «se debería hacer inmediatamente, por ejemplo, tras el primer Consejo de Ministros». E insistió: «Todos los votos a Ciudadanos van a servir para formar un Gobierno desde el centro con el PP».

La triple derecha deja claro que quiere pactar, pero las pullas no se disimulan. El líder del PPC, Alejandro Fernández, pidió ayer concentrar el voto en su formación porque Ciudadanos está «en proceso de supervivencia» y Vox, «en lugar de unir, insulta y llama cobarde a todo aquel que no piensa igual que ellos».