Treinta años después, el PSOE volvió a ganar unas elecciones generales en Castellón. Es, junto al hundimiento del Partido Popular, el gran titular de una jornada electoral que en la provincia deja un vuelco histórico y consolida la tendencia al final del bipartidismo. El otro gran perdedor de la noche fue Compromís, puesto que Unidas Podemos aglutinó más voto a la izquierda de los socialistas y se quedó con el escaño que el 2016 fue para la coalición A la Valenciana. Ciudadanos resistió la importante división de la derecha y Vox no logró diputado pese a entrar con fuerza.

La pujanza del PSOE, con 92.075 votos (25.000 más que el 2016, aunque lejos de su mejor resultado), le permite pasar de uno a dos representantes en la Cámara Baja, resultado que comportará la vuelta de Susana Ros al Congreso de los Diputados y la entrada de Germán Renau. Los socialistas ganan en todos los municipios de más de 10.000 habitantes.

El PP, con 63.672 apoyos, cosecha el peor resultado de su historia en unos comicios, sean nacionales, autonómicos o locales, se deja más de 40.000 apoyos respecto a los últimos y pierde uno de los dos sillones que tenía en la Carrera de San Jerónimo, al que aspiraba el concejal por Castelló Juan José Pérez Macián.

En el bloque de la derecha, y pese a lo que ocurrió en municipios como Castelló, Vila-real y Benicàssim, en el global de la provincia Ciudadanos no amenazó la segunda posición de los populares y se quedó a más de 13.000 votos de la lista liderada por Óscar Clavell. Aun estando en la cuerda floja por los conflictos en las listas municipales, la candidatura naranja liderada por Sandra Julià obtuvo 50.897 votos y mejoró en más de 6.000 sus resultados de hace tres años, lo que le sirve para mantener el escaño.

Por su parte, la ruptura de la candidatura A la Valenciana, en la que el 2016 concurrieron juntos Podemos y Compromís y con la que lograron 72.281 adhesiones (12.000 más que la suma de ambos por separado ayer), dejó a los valencianistas como grandes damnificados y les coloca prácticamente en la casilla de salida, pues con solo 16.617 votos lograron menos apoyos que el 2011, cuando concurrieron por primera vez como Compromís. Tampoco el resultado de Unidas Podemos es para tirar cohetes, pero las 43.466 papeletas moradas sí tendrán traducción en un diputado.

Pese a que hasta 37.483 castellonenses votaron a la ultraderecha que representa Vox, el partido de Santiago Abascal se quedó lejos de lograr un diputado por la provincia de Castellón.