No hay prisa. Tras ganar las elecciones generales de forma incontestable, con 123 escaños y casi siete millones y medio de votos, Pedro Sánchez quiere tomarse ahora las cosas con calma. Él está en el Gobierno, él maneja los tiempos, a diferencia del 2016, cuando fracasó en su intento de desalojar a Mariano Rajoy a través de un pacto con Ciudadanos que ahora parece muy lejano. Los apoyos con los que logrará su muy probable investidura siguen sin estar claros, y los socialistas anticipan que el acuerdo global no se cerrará hasta después de los comicios autonómicos, municipales y europeos del próximo 26 de mayo. Pero el presidente en funciones ya tiene decidida su línea de actuación.

Intentará gobernar en solitario, sin Unidas Podemos, pese a la insistencia de Pablo Iglesias en formar parte del Ejecutivo. No negociará con ERC, cuyos diputados pueden ser cruciales, a través de su apoyo o abstención, para que Sánchez continúe en la Moncloa. Y un pacto con Ciudadanos, que evitaría que el líder socialista tuviese que aliarse con los morados y los partidos minoritarios (los 57 escaños naranjas serían suficientes para alcanzar la mayoría absoluta del Congreso si se unen a los socialistas), está descartado.

El plan es resistirse a una coalición con los morados. El argumento es doble. Por un lado, que si Sánchez pudo gobernar en solitario tras la moción de censura, con solo 84 representantes, tanto más ahora que tiene 123. Por otro, que los españoles han respaldado al Gobierno socialista, que era monocolor, con algunos independientes. «Los ciudadanos, en unas elecciones, se posicionan sobre la acción de Gobierno. En este caso la han ratificado», sostuvo ayer, tras la reunión de la ejecutiva socialista, el secretario de Organización José Luis Ábalos.

«El PSOE va a intentar un Gobierno en solitario -había dicho por la mañana en la Ser la vicepresidenta Carmen Calvo-. Tenemos un respaldo suficiente para ser el timón de este barco. Unidas Podemos nos ha ayudado mucho y nos refuerza en sentido progresista. Pero pensamos que podemos seguir avanzando en esta fórmula que hemos iniciado».

Según la dirección del PSOE, el planteamiento de Iglesias de compartir Ejecutivo con Sánchez tendría más fuerza si socialistas y morados, que obtuvieron 42 diputados, se bastasen para la investidura, pero al necesitar también a otras fuerzas (del PNV a Compromís, pasando quizá por Coalición Canaria y el Partido Regionalista de Cantabria), pueden evitar la coalición.

Otra cosa muy distinta es ERC. «No son de fiar», señala Sánchez. El líder socialista no quiere hacer «descansar» la «estabilidad» del país en el independentismo, dijo en campaña. La idea pasa por buscar la abstención de los republicanos en una segunda votación de investidura, para la que solo se necesita mayoría simple, y que esta sea sin contrapartida.

LOS INVERSORES / El día después del triunfo socialista en las elecciones generales, los empresarios parecen tirar del brazo de Pedro Sánchez hacia la derecha. En un informe privado de los analistas del Santander para sus inversores, el banco interpreta que «la coalición entre PSOE y Cs probablemente complacería a los mercados financieros dado que la postura liberal de Cs sería mejor recibida que el populismo de Unidas Podemos», según el texto al que ha tenido acceso el diario digital El Independiente.

Además, la bolsa española cerró con una ganancia del 0,12% después de haber llegado a perder, eso sí, casi el 1% al filo del mediodía. Es la primera vez que sube la bolsa al día siguiente de unas elecciones generales, según datos recopilados por el broker XTB que cita Efe.