Pedro Sánchez recula en la batalla de los debates electorales. Tras la oleada de críticas de la oposición y la fractura abierta en RTVE, el candidato socialista ha decidido ceder. Asistirá a las dos citas. El lunes 22 de abril irá a RTVE y el martes 23 a Atresmedia. Preguntado sobre su decisión, Sánchez respondió desde Logroño encogiéndose de hombros levemente y con una sonrisa: «Qué remedio». El PSOE intenta así zanjar una controversia que empantana una campaña que hasta esta polémica dominaba y que ahora, confían, se podrá reconducir sin que afecte a la intención de voto que el partido encabeza en todas las encuestas. PP, Ciudadanos y Unidas Podemos se apuntan el tanto, pero sobre todo, la victoria moral es de los profesionales del ente público. Ayer al mediodía el consejo de informativos confirmó el cambio de fecha (que todavía no ha anunciado la corporación) y emitió un comunicado en el que lamenta «el sainete».

El PSOE explica en un comunicado hecho público ayer que Sánchez ha pedido a su comité electoral que «reconsidere» su posición y acepte las ofertas de las dos cadenas de televisión, ante «la posibilidad real de que no hubiera ningún debate». Eso sí, el candidato socialista considera «una anomalía» que se hagan los dos programas en días consecutivos y afirma que «no hay precedente alguno en la historia de las democracias occidentales», se aviene porque, dice, debe primar el acuerdo entre mayorías.

VIRAJE EN CUESTIÓN DE HORAS // El líder socialista ha girado en cuestión de horas. El jueves defendió en una entrevista en Ondacero que solo asistiría a un debate, el de RTVE el próximo martes, y recomendó a sus adversarios que, si no querían asistir porque preferían acudir al programa en Atresmedia, que enviasen a sustitutos a confrontar con él. Casado, Rivera y Pablo Iglesias se negaron a aceptar esta posición. Los líderes del PP y Ciudadanos mantuvieron su compromiso con la cadena privada. El jefe podemista insistió en que debía haber dos debates.

En contra de lo que expresaba hace solo unas horas, cuando defendía una única cita, el candidato socialista sostiene ahora que «será un honor» mantener dos debates que, entiende, ayudarán a movilizar a los indecisos.

Fuentes socialistas reconocen que han gestionado mal la negociación de los debates electorales. Aún así, confían en que la aceptación de ir a dos programas zanje la polémica que sacude la campaña. Sostienen que esta controversia, aunque es llamativa, no llega a arraigar en el electorado y no incide en la intención de voto, puesto que a la opinión pública le interesan otros asuntos que les afectan de pleno, como las pensiones o el salario mínimo.

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN // El PP confirmó que Casado estará en los dos debates. El candidato conservador considera que Sánchez «recula» en este asunto «obligado» por la oposición y por su «desgaste electoral», pero no por el «bien de España». «Solo acierta cuando rectifica», criticó el líder del PP, que lamentó que Sánchez haya «generado un gran desgaste» en RTVE por su «interés partidista».

Ciudadanos también ratificó que Rivera asistirá a ambos programas. El líder de los liberales se felicita por la decisión de Sánchez, pero le acusó de haber intentado hasta el último minuto evitarlo. «No le queda más remedio, me parece una vergüenza que un presidente del Gobierno intente esquivar los debates. Quien le tiene miedo a un debate en realidad le tiene miedo a la democracia, al periodismo y a la pluralidad», argumentó.

En ese sentido, su secretario general, José Manuel Villegas, alabó la decisión de los profesionales del ente público y pidió la dimisión de la directora del RTVE. «Rosa María Mateo tiene que dimitir y a Pedro Sánchez lo tenemos que enviar a su casa el 28 de abril votando. España no puede aguantar a un presidente sin escrúpulos», sentenció.

En Unidas Podemos celebran la decisión de hacer doblete, confían en que sean determinantes para el pulso electoral. Iglesias mostró su agradecimiento a los trabajadores de la televisión pública que «han logrado hacer rectificar a la señora [Rosa María] Mateo» por una decisión que califica de «incomprensible» y que, en su opinión, «respondía al uso instrumental e inaceptable de TVE por parte del Gobierno».