Todas las elecciones son especiales y relevantes, pero en la Comunitat Valenciana las de hoy van a ser diferentes. Y lo van a ser porque este 28-A en todos los colegios de Castellón, Valencia y Alicante habrá una tercera urna: la autonómica. Por primera vez en la historia, la Comunitat se sale del ciclo electoral ordinario y, emulando la frecuente práctica andaluza, celebra sus comicios al mismo tiempo que los generales. Así lo decidió el pasado mes de marzo el president Ximo Puig con el argumento de un probable aumento de la participación electoral. Dado que los ciudadanos tienden a votar más en las elecciones generales, consideradas de primer orden, con seguridad depositarán también la papeleta de Les Corts. Puig hizo números y en una decisión unilateral (su socia Mónica Oltra se opuso) decidió fiar su suerte a la de Pedro Sánchez y adelantar las autonómicas.

En las elecciones autonómicas de hoy están en juego 99 diputados (24 por Castellón) y el futuro Gobierno de la Generalitat. Un Consell que desde el 2015, y gracias al llamado pacto del Botànic (el acuerdo que firmaron PSPV, Compromís y Podem, ahora liderado por Rubén Martínez), está en manos de la izquierda, que acabó así con dos décadas de hegemonía absoluta del PP. Hoy, también, los liderazgos del presidente y vicepresidenta, Ximo Puig y Mónica Oltra, se enfrentan a un bloque de la derecha con un renovado cartel electoral: Isabel Bonig (PP), Toni Cantó (Ciudadanos) y José María Llanos (Vox).

a la espera de los pactos // Esta noche, cuando se conozcan los resultados de las elecciones valencianas, se resolverá la primera de las incógnitas de la ecuación electoral. La segunda, la de los pactos, posiblemente tardará algo más en despejarse. Porque pase lo que pase hoy en las urnas nadie duda que, para formar el Gobierno valenciano, habrá que recurrir inevitablemente a acuerdos. Igual que en las generales.

Las encuestas tampoco han despejado la segunda de las incógnitas. Es cierto que el viento de la mayoría de los sondeos sopla a favor del Botànic, pero lo hace por los pelos. La última encuesta del CIS, por ejemplo, da una ventaja muy ligera al Botànic y la posible coalición de las tres fuerzas de la derecha (Cs, PPCV y Vox) quedaría lejos de poder formar un gobierno a la andaluza. Además, y siempre según este sondeo, el PSPV se convertirá en el partido más votado en la Comunitat, algo que no sucede desde la victoria del expresidente socialista Joan Lerma en 1991. El partido que lidera Puig tendría un 30,9% de los votos y entre 33 y 36 escaños (en 2015 logró 23 diputados); Compromís, entre 17 y 18 (frente a los 19 de los comicios de hace 4 años), y Unides Podem, entre 7 y 8 (en 2015 sacó 13). La mayoría en Les Corts son 50 diputados. El PP, por su parte, lograría entre 18 y 19 escaños (frente a los 31 del 2015), Ciudadanos mejoraría con una horquilla entre los 16 y 19 escaños y Vox entraría en Les Corts valencianes con entre 5 y 6.

¿UN EMPATE TÉCNICO? // La encuesta del CIS da una ligerísima ventaja al Botànic, pero otros sondeos de varios medios de comunicación de la Comunitat hablan claramente de un empate técnico entre los dos bloques, el formado por los partidos del Botànic y el de las tres derechas. Incluso los hay que auguran que el partido de Santiago Abascal, que el pasado jueves llenó el Museo Príncipe Felipe de Valencia, superará a Unides Podem que, según coinciden las encuestas, perderá apoyos en favor de un PSPV que se beneficiará, entre otros elementos, de representar el voto útil ante la perspectiva de un Ejecutivo que incluya a la extrema derecha.

TRES POSIBLES ESCENARIOS // Los dados vuelan altos y todo apunta que una vez se conozcan los resultados de las autonómicas, y si los números dan, la gobernabilidad en la Comunitat pasaría por tres escenarios posibles. El primero sería reeditar el Acord del Botànic, una opción que defienden a capa y espada tanto Podem (que ahora sí estaría dispuesto a entrar en el Gobierno) y, sobre todo, Compromís, que ha basado parte de su campaña electoral en vender los logros sociales del tándem Puig-Oltra. Mucho más ambiguo ha sido el president del Consell, que en ningún momento ha descartado un posible acuerdo con la formación de Cantó. Y eso, una coalición PSPV-Ciudadanos, sería el segundo de los escenarios.

La tercera opción pasaría por un gobierno de las tres derechas. El PP de Bonig, al que las encuestas auguran un descenso en favor de Ciudadanos y Vox, siempre ha defendido que un pacto a la andaluza sería asumible en la Comunitat. Y a Ciudadanos y a Vox esa posibilidad también les agrada. En cualquier caso, y pese a las incógnitas, todo parece indicar que el próximo inquilino del Palau de Benicarló volverá a ser de Castellón. Ximo Puig, de Morella, e Isabel Bonig, de la Vall d’Uixó, son los que a priori tienen más opciones de presidir el Consell. Salvo sorpresas.