El disparate se ha apoderado de la campaña. La cosa ya no pintaba muy bien en precampaña, cuando conocimos la lamentable decisión tomada por un optimista Pedro Sánchez de acudir solo al debate donde está Vox y despreciar a la televisión pública. Empeoró cuando la candidata Cayetana Álvarez de Toledo se presentó en la UAB a ser increpada por ese grupo de estudiantes que, en cualquier universidad del mundo, siempre está allí para increpar lo que toque; la única diferencia es que quienes hemos pasado por eso no vamos con un escolta que hace el saludo fascista.

Nos temíamos lo peor y no han defraudado. No llevamos ni dos días y la campaña ya se nos ha ido de las manos. Los populares montan una agencia de viajes para parodiar, por enésima vez, los viajes presidenciales de Sánchez y los socialistas, en vez de ignorar un asunto que ya ha causado todo el daño que podía, convierten el chiste en un psicodrama familiar y judicial. Los propios socialistas han reventado su estrategia de campaña tranquila a la primera provocación popular. El error es doble. Además de hablar de aquello que no querían hablar, le han enseñado al adversario dónde duele más.

Da que pensar que un argumento para responder al PP alegue que la foto playera familiar sea de cuando Sánchez ni era presidente; como si ocupar la Moncloa convirtiera en un escándalo ir a la playa en Ibiza. Suerte para los socialistas que Pablo Casado, incapaz de conformarse con el inesperado éxito de la operación Falcon, fue a por todas y se saboteó a sí mismo otra vez dando risa mientras trataba de darnos miedo con el corralito. El líder popular protagoniza una campaña tan psicodélica que solo acierta cuando se corrige a sí mismo. Lo sabe bien José María Aznar, quien acudió en su auxilio y el de Álvarez de Toledo para oficiar otro exorcismo contra el demonio nacionalista.

Mientras el bipartidismo polemizaba sobre agencias de viajes, los creativos de Ciudadanos decidieron que era el momento de centrar la campaña en las cosas que realmente importan a la gente y convertir en vídeo friki ese chiste tan malo de decirle cansado a Casado. Prepárense. Los creativos populares ya se relamen con las infinitas posibilidades cómicas que ofrece el apellido de Inés Arrimadas. Obi-Wan Rivera y su holograma habrán de buscar de nuevo esconderse en el rincón más perdido de la galaxia.

Para no perder comba en esta carrera del dislate, más que un inicio de campaña, Santiago Abascal optó por protagonizar en Covadonga un gag de Polonia. Solo le ha faltado acudir a caballo y secuestrar pistola en mano a la Santina para protegerla de tanto secuestrador como anda suelto. Apenas Podemos tuvo el buen juicio de empezar su campaña dando la noticia de haber preferido presentarse con IU a hacerse el harakiri en Madrid.

Dudo que este teatro de absurdo haya decantado ni a uno solo de los legendarios seis millones de indecisos que, dicen, vagan por las calles de España. Antes que decididos, andarán todos despavoridos.