Aunque la gobernabilidad de la Vilavella pasaba por varios escenarios posibles, ninguno se aproximaba ni de lejos al que se escenificó ayer, cuando el socialista Manel Martínez se hizo con la alcaldía después de que el número uno del PP, Abelardo Zaragoza, no se personara en el pleno, dejando en bandeja la reelección a quien ya la daba por perdida.

«NO VOY AL PLENO» / Entre las filas populares sospechaban que algo estaba pasando mientras se perfilaban los detalles de un acuerdo de gobernabilidad con Independents per la Vilavella, con el que iban a hacer alcaldesa a su candidata, Carmen Navarro. Pero no fue hasta ayer, a las 14.00 horas, cuando les comunicó que «no iba a acudir a la sesión de investidura y no iba a estar localizable», aseguró su compañera, Inma Traver. Ante la incredulidad general, el PP afrontó la votación con un edil menos y los matemáticas hicieron el resto. Cinco contra cinco y la alcaldía fue para la lista más votada el 26-M, la socialista. Los populares están convencidos de que «se ha mercadeado» con el voto de Zaragoza, que ni siquiera llegó a tomar posesión. Frente a esta posibilidad, quien ya ostenta la vara de mando negó la mayor y se limitó a comentar: «Sabía que tenían problemas internos, pero nada más».

Su convicción de que el pacto entre las dos partes era un hecho se concretó en su decisión de no prepararse ningún discurso, «porque tenía claro» que no le iba «a hacer falta». PP e IxLV votaron a Navarro, como habían acordado, aunque no sirvió de nada. Al menos de momento, porque queda por resolver qué pasará a partir de ahora. Si bien Zaragoza no tomó posesión, ante la Junta Electoral es un concejal electo.

Faltarán por determinar las condiciones legales que se desprenden de esta atípica situación y qué hará el PP provincial ante el desplante de su candidato.