El PSPV se prepara ya para aplicar un nuevo modelo de funcionamiento en la Diputación de Castellón, el que siempre han expuesto como su plan de trabajo para la institución provincial, centrado en la gestión y la coordinación con los municipios, alejado de la idea de hacer del palacio de las Aulas un centro de poder y con una menor carga política.

Una clave más situada entre los objetivos del partido cara a la legislatura que está a punto de comenzar pasaría también por utilizar la institución como campo de trabajo para cambiar el color del interior, azul en su mayor parte, y mejorar la penetración del PSPV en el territorio, de modo que la vuelta a la diputación no se quede en cuatro años.

La victoria en las urnas, que concede a los socialistas 12 de los 27 diputados que, sumados a los dos de Compromís, permiten alcanzar la mayoría absoluta frente a 11 escaños del PP y dos de Ciudadanos, tras 24 años de gobiernos populares monocolores, abre también el proceso de decisión sobre los nombres que ocuparán los asientos en el plenario y, sobre todo, su presidente.

El proceso

Con el calendario comenzando a correr, ya que esta misma semana la ejecutiva provincial debe reunirse para proponer su lista de concejales y/o alcaldes, probablemente este miércoles, los movimientos ya han comenzado en clave interna entre los distintos sectores del partido. Los oficialistas, liderados por la ejecutiva y su secretario provincial, Ernest Blanch; el grupo del entorno del alcalde de Vila-real, José Benlloch; y el de los sanchistas abanderados por el ahora senador Josep Lluís Grau, que en diversos momentos se han alineado con este último colectivo.

Movimientos internos

Los afines a Benlloch, quien dejó su posición como portavoz del grupo socialista en la Diputación en noviembre del 2017, tras unas duras primarias en las que optaba a liderar el PSPV provincial, puesto que acabó en manos de Blanch, estarían ya trabajando para defender sus opciones ante la formación del nuevo grupo de diputados provinciales.

Se podrían reproducir acuerdos a tres bandas, tal vez in extremis como en el caso del congreso de Almenara, para llegar a consensos que no dejen fuera de los doce asientos socialistas de las Aulas a ninguna sensibilidad. Esta podría ser la instrucción inicial del secretario general del PSPV y president ahora en funciones de la Generalitat, Ximo Puig, a Ernest Blanch, la de sumar sin excluir. El morellano, muy satisfecho, tal y como lo dijo ayer en València, con que su partido haya recuperado el control de la Diputación castellonense después de cinco legislaturas, las dos últimas con Javier Moliner, que no repite, al frente, sería, al final, quien tomará la decisión, al menos en el caso de la identidad del nuevo presidente.

Reglamento y equilibrio

El calendario fijado por la comisión ejecutiva nacional para el proceso de elección de los diputados señala que, tras la propuesta de la ejecutiva provincial, la lista que emane de ese órgano va directamente a la comisión federal de listas, sin pasar por Blanqueries.

Sin embargo, ello no quiere decir que Puig no tenga capacidad, renovada e incrementada tras los dos procesos electorales del 28-A y el pasado domingo, para hacer valer su criterio en su territorio, incluso vía Madrid, dado que las relaciones con Ferraz y con su máximo responsable, Pedro Sánchez, hace tiempo que entraron en una deriva bien distinta de la que les enfrentó en otro tiempo.

En todo caso, en este proceso interno que apenas se ha puesto en marcha, criterios como una dedicación exclusiva al cargo de presidente de la Diputación dejarían fuera del perfil buscado a alcaldes o alcaldesas de municipios grandes, así como a aquellos que deben gobernar con pactos.

Los otros partidos

En un punto igual de abierto e incipiente se encuentra Compromís, llamado a ser el socio del PSPV para desalojar al PP, sobre el que lo único seguro es que Xavier Trenco, que no es concejal en Almassora, no repetirá. En Ciudadanos ocurre lo mismo con Cristina Gabarda, mientras que Cristina Fernández tendrá que pelear con el grupo que venció la pugna interna en la capital. El PP podría seguir su hoja de ruta, con Vicent Sales al frente, o replantearla.