El Partido Popular recibió anoche el segundo revés electoral en apenas un mes y este es, si cabe, más duro todavía. El mal resultado electoral de las municipales se suma a la derrota cosechada en las autonómicas del 28 de abril y dejan un panorama incierto en un partido que llegó a dominar la provincia con una hegemonía que durante años pareció a prueba de bombas y que ayer incluso perdió la Diputación de Castellón, último bastión durante los últimos cuatro años. A los conservadores solo les queda el consuelo de haber recuperado algunas alcaldías como Onda o Segorbe y de haber dejado muy lejos un hipotético sorpasso de Ciudadanos.

Pese a que los resultados en Castellón, con un 29,40% de los votos y un total de 81.715 apoyos (15.000 menos que hace cuatro años), son ligeramente mayores al 26% que los populares lograron en el conjunto de la Comunitat, en la formación se impone una reflexión interna que ya se pospuso tras el batacazo del 28-A y que difícilmente se podrá dejar ahora para más adelante. El PP dejó de ser anoche el partido preferido por los castellonenses en unas municipales por primera vez desde el 1991 y solo le quedó la honra de mantener el liderato en cuanto a alcaldías (63).

Los resultados de la candidatura liderada por Begoña Carrasco en la capital de la Plana fueron un reflejo de lo que le pasó a la formación conservadora en el conjunto de la provincia. El rodillo socialista y la irrupción de Vox pasaron factura a un equipo que había apostado por una campaña de proximidad alejada de los grandes actos y de la presencia de liderazgos nacionales. Ni con esas. El PP se dejó 3.000 votos y un concejal y no tiene opción de disputar la alcaldía a Marco.

Tampoco en Vila-real la lista liderada por Héctor Folgado pudo competir con Benlloch e incluso tendrán un concejal menos (cinco) la próxima legislatura. En Burriana ocurre lo mismo, mientras que en Vinaròs pierden dos.

Las buenas noticias, que difícilmente compensarán las malas, también existen. La mayor es la de Onda, donde Carmina Ballester desbancó a Ximo Huguet y gobernará con mayoría absoluta, al igual que le ocurrirá a Mari Carmen Climent en Segorbe. También existen mayorías cómodas en municipios como Alcalà de Xivert, la Vall d’Alba o Peñíscola.

El presidente del PPCS, Miguel Barrachina, dejó en manos de esos 63 alcaldes la tarea de «seguir defendiendo los valores de la provincia».