La ejecutiva de País del PSPV entró ayer en el conflicto que las listas para la Diputación de Castellón han generado en el seno del partido, de manera que mediará ante Ferraz para modificar la candidatura que el pasado miércoles aprobó la ejecutiva provincial que lidera Ernest Blanch, y que ha causado tensión y malestar entre varios alcaldes de municipios grandes y, sobre todo, de buena parte de las direcciones comarcales, cuyas propuestas fueron desoídas. Esa intervención de Blanqueries se encara hacia el comité de listas federal -cuya fecha ha sido aplazada y pasa del 3 al 17 de junio-, órgano que tiene la facultad de aprobar los nombres que lleguen de las provincias o modificarlos, aunque faltará ver el calado de los cambios.

De su profundidad va a dependender que los críticos lleguen a plantear o no listas alternativas cuando llegue el momento del proceso legal por el que los concejales eligen a los diputados, una opción que ayer aseguraron que están dispuestos a afrontar.

En todo caso, el aplazamiento se conoció en el día después de la reunión de la ejecutiva castellonense, pero también en un contexto en el que en la provincia de Valencia los socialistas viven un enfrentamiento similar entre la opción oficialista y la crítica (aún no han celebrado su ejecutiva); al igual que en no pocos territorios, entre los que destacan las diputaciones andaluzas.

reunones en valència // En ese día después, el secretario de Organización del PSPV que lidera Ximo Puig, José Muñoz, llamó a consultas al propio Ernest Blanch y a los secretarios comarcales, de los que acudieron el de la Plana Alta, Joan Morales; Adrián Sorribes, por la Plana Baixa; y Evaristo Martí, por Els Ports-Maestrat.

El objetivo fue contrastar con los protagonistas el calado de la situación, en citas por separado. El secretario provincial informó por su parte de sus razones para impulsar la lista aprobada con un 75% de los votos, posición que mantuvo inamovible; y los líderes comarcales expresaron su desacuerdo, el malestar porque no se había atendido a su propuesta si el enfado porque aseguran que Blanch no ha querido hablar.

«En mi comarca --dijo-- hay malestar y no entendemos la postura del secretario general provincial de no querer negociar nada», afirmó Joan Morales, quien también pidió que «se aproveche que han ampliado los tiempos para abrir un periodo de reflexión».

Desde Vila-real, su alcalde, José Benlloch, criticó con dureza la candidatura de Blanch en la que figuran Santi Pérez, Ruth Sanz, Fernando Juan, Ximo Huget, Maria Lluïsa Monferrer y Manel Martínez, Carles Selma, Patricia Puerta, Santiago Agustí, Virginia Martí, Abel Ibáñez y Josep Martí, todos ellos alcaldes de poblaciones pequeñas o ediles de las grandes. Desde el «respeto», Benlloch afirmó que la candidatura «no se sostiene por ningún lado», para añadir que «quien haya tomado la decisión tiene la responsabilidad de vertebrar la provincia y con esta lista no lo ha hecho», al tiempo que defendió «a los alcaldes que han sido excluidos». Ente ellos, él mismo, Tania Baños de la Vall o Xaro Miralles de Benicarló.

una distorsión «pequeña» // Por su parte, Ernest Blanch aseguró que había ofrecido un lugar en la lista a todas las ciudades grandes, pero que «hubo tres --Vila-real, la Vall y Benicarló-- que no quisieron entrar con los criterios que había consensuado la ejecutiva», por los que los diputados debían poder tener una dedicación exclusiva. Blanch redujo la postura contraria a su candidatura a una «distorsión pequeña», producto de la «frustración personal de alguien», en clara referencia a Benlloch, para añadir que «no se puede contentar a todos porque los lugares son limitados».