Y la provincia cambió de color. Los socialistas lograron anoche convertirse en el partido más votado en Castellón, situación que no se producía en esta circunscripción en unas elecciones municipales desde 1991. Tras cerca de treinta años de travesía del desierto, los castellonenses han dado un apoyo mayoritario al PSPV en buena parte de las principales poblaciones, hasta llegar a la mayoría absoluta --una fórmula que regresa--, en algunas de aquellas en las que ha gobernado en la última legislatura solo gracias a pactos, fundamentalmente con Compromís, formación que pierde fuelle en el conjunto de la provincia, mientras que Podem se hunde, a pesar de que han presentado candidaturas en un mayor número de poblaciones.

El triunfo de los socialistas se produce, precisamente, a costa de sus socios y, en determinados municipios grandes, araña votos incluso a Ciudadanos, que pierde fuelle igualmente. Por esta vez, el alza de la abstención, casi 4,5 puntos mayor que en las municipales del 2015, no ha jugado en contra de la izquierda, que dio la sorpresa por la intensidad del crecimiento de un PSPV que se sabía al alza, pero no esperaba un tirón de más de 15.000 votos en el conjunto de la provincia, con más de 96.000 y cerca de 10 puntos porcentuales de aumento, al sumar más del 37% del total.

Sin ‘sorpasso’ de Cs al PP

Mientras que Vox entra en el panorama municipal con menos intensidad de la que las expectativas apuntaban y se sitúa en todo caso como la quinta fuerza, el PP obtiene el segundo peor resultado de su historia en unas municipales. Sin embargo, el temido sorpasso de Ciudadanos no se ha cumplido y los populares se consolidan como la segunda fuerza, con casi el 30% de los apoyos.

El partido que preside Miguel Barrachina apenas superó la barrera de los 78.000 sufragios, de manera que se deja unos 18.000 comparando la cifra con la que obtuvo hace cuatro años (96.362). Sin embargo, recupera cerca de 10.000 votos en relación con los obtenidos en las autonómicas del 28 de abril. En el ámbito de los casos particulares, los populares lograron, además de mantener alcaldías como la de Alcalà de Xivert, con Francisco Juan Mars al frente; o la de Peñíscola, con Andrés Martínez, y continuar como partido líder en puntos como Benicàssim, hacerse de nuevo con algunas plazas destacadas.

Es el caso de Segorbe, donde Mari Carmen Climent ha cosechado la mayoría absoluta, o de Onda, donde otra mujer, Carmina Ballester, está en idéntica posición; o bien de Vall d’Alba.

En su conjunto, los populares sí mantienen el liderazgo en una de las cuentas, ya que el PP es el que atesora un mayor número de mayorías absolutas, un total de 63, si bien en buena parte se trata de poblaciones de tamaño muy reducido. Igualmente, ganan en concejales a los socialistas, ya que suman 460, frente a los 426 que logra el PSPV. La razón es similar: no cuesta lo mismo un edil en la capital que en un pequeño municipio.

El tirón del poder

La formación que lidera en la provincia Ernest Blanch ha rentabilizado de forma muy importante el tirón del poder en buena parte de los lugares en los que ha gobernado, bien sea con pactos o no, hasta disfrutar de mayorías absolutas no solo en Vila-real, donde José Benlloch, reedita una posición de la que había disfrutado en solitario entre las principales plazas; sino también en Benicarló, con Xaro Miralles; l’Alcora de Samuel Falomir; Estíbaliz Pérez en Almenara; Vilafranca con Silvia Colom; y también Morella, donde Rhamsés Ripollés ha arañado al PP otro concejal más.

En la capital, Amparo Marco no llega a esa mayoría absoluta, pero crece de forma ostensible, al pasar de siete a diez concejales, arrebatando esos tres escaños a sus socios Compromís y Podem.

En la legislatura que está a punto de comenzar serán necesarios muchos menos pactos en los lugares de entidad y, en todo caso, la clara evolución a la baja de Compromís en favor del PSPV da más fuerza a este último partido, al igual que ocurrió el 28-A en lo que se refiere al reparto de poderes cara a la reedición del Botànic, con una balanza que, cada vez más, se inclina del lado de los socialistas de forma evidente.

Los socios que bajan

Compromís, socio en tantos ejecutivos locales decisivos hasta ahora, pasa del 12,29% de los sufragios en el 2015 al 10,36% ahora, lo que supone que cede al PSPV en torno a 8.000 apoyos en toda la provincia, a pesar de que ha presentado candidaturas en más de 40 plazas, muchas más que en el 2015, si bien mantiene su tercer lugar en el ránking de partidos y se hace con la nada desdeñable cifra de 86 concejales.

En cuanto a Podem, se viene abajo en Castelló en su coalición con Castelló en Moviment y EU, y en el conjunto de la provincia apenas ha conseguido el 2,60% de los votos, con poco más de 7.000 sufragios en todo el territorio, y solo cinco ediles, de los que dos están en la capital, de modo que cae hasta la sexta posición, por detrás incluso de Vox, que se ha acercado a los 9.000.

El nuevo partido, que juega con Llanós Masó a la cabeza en Castellón, ha visto deshincharse de forma notable sus expectativas de irrumpir a lo grande en los consistorios. No obstante, lo ha hecho y entra con un edil en seis poblaciones, casi todas en las que se ha presentado.

El descenso de Ciudadanos

El partido naranja, protagonista en campaña por su grave crisis en la capital, se estanca en la provincia, con la pérdida de unos mil votos y apenas 33 concejales en los más de 40 pueblos en los que presentó listas, y poco más de 22.000 sufragios, el 8,17% del total, que le vale una cuarta posición. No obstante, podrá jugar fuerte en algunos lugares como bisagra crucial de los pactos.