El Congreso se convirtió ayer en el espejo de los conflictos que atravesará la 13ª legislatura, que empezó con un ambiente muy bronco. En una sesión inédita, con cuatro presos independentistas en los escaños y Vox aporreando los pupitres en protesta por esa presencia, la Cámara baja eligió a Meritxell Batet (PSC) como presidenta, con 175 votos a favor. Ahora, la dirigente catalana, que apeló al espíritu del diálogo en su intervención, se enfrenta a un primer reto: decidir qué hace con los diputados encarcelados, que la derecha quiere que sean suspendidos de manera inmediata. Según fuentes parlamentarias, la primera reunión de la Mesa, en la que se abordará esa cuestión, se celebrará en los próximos días (aun no hay una fecha decidida). Antes de esa cita del órgano del Congreso, Batet debe acudir a la Zarzuela a comunicar al Rey la composición de la nueva dirección de la Cámara baja.

La sesión constitutiva de las Cortes comenzó a las diez de la mañana con una gran expectación por la presencia de los indepedentistas encarcelados. Los dirigentes del 1-O que ahora tienen escaño (Oriol Junqueras, de ERC, y Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sànchez, de Junts) llegaron pocos minutos antes, entre aplausos de sus compañeros de filas y de los familiares que les saludaban desde la tribuna de invitados. Una de las imágenes de la jornada es el saludo entre el líder de ERC y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a quien el republicano se acercó primero para votar y nuevamente cuando subió hasta el escaño de Batet para felicitarla. Según fuentes socialistas, Junqueras le dijo al próximo jefe del Ejecutivo que tienen que hablar.

El dirigente republicano fue el centro de la atención en el hemiciclo y pudo conversar con multitud de diputados que se iban acercando a su asiento durante la sesión. Fuentes gubernamentales subrayaron el comportamiento «afable» de los diputados presos.

El momento de mayor tensión se produjo hacia el final de la sesión, cuando los diputados tenían que acatar la Constitución. Cada vez que los parlamentarios independentistas utilizaban fórmulas creativas para hacerlo, los representantes de Vox (que añadieron un «por España» a sus acatamientos) aporrearon sus escaños en señal de protesta.

Albert Rivera (Cs), en un intento de ejercer como líder de la oposición, se quejó de las proclamas lanzadas en defensa de los «presos políticos». Batet le respondió que todas las fórmulas de acatamiento empleadas fueron «respetuosas» y descartó interrumpir la votación. «No se ha mermado la esencia del acatamiento que es el compromiso de respeto a la Constitución», zanjó Batet. El PP y Vox también mostraron su malestar y acusaron a la dirigente del PSC de «ceder» ante los soberanistas. «Se ha humillado a la Carta Magna», lamentó el líder conservador, Pablo Casado. El diputado ultra Iván Espinosa de los Monteros defendió los golpes dados por su grupo, que impidieron escuchar a los parlamentarios de ERC y Junts, porque quería dejar claro de la «manera más expresiva posible» su desacuerdo con los «golpistas».

Para cerrar la sesión, la nueva presidenta se estrenó con un discurso contra la crispación y en favor de tender puentes. «Ninguno de nuestros partidos por sí solo, representa en exclusiva a España, ni a ninguno de sus territorios, ni a la voluntad de toda la ciudadanía. Cada uno de nosotros somos del pueblo, pero ninguno somos el pueblo. Nadie debería arrogarse una representación que no tiene. Siempre, y en todas partes, hay un otro legítimo y distinto, al que solo podemos exigir el respeto a la ley», defendió. La nueva presidenta autorizó que los presos pudiesen despedirse de sus familiares unos minutos.

Ahora Batet debe decidir cuándo convoca a la Mesa, de la que previsiblemente saldrá una petición a los letrados del Congreso para que les orienten sobre qué hacer con los diputados en prisión. Ese órgano también podría reclamar más claridad al Tribunal Supremo, que dejó la decisión en manos de la Cámara baja para que aplique el reglamento, cuyo artículo 21.2 establece la suspensión para los diputados procesados.

Por ahora, la fiscalía no tiene previsto actuar de oficio porque considera que son las Mesas de las Cortes (en el Senado está Raül Romeva) las que deben tomar la decisión, basándose en lo señalado por el Supremo, informa Ángeles Vázquez.

PP, Cs y Vox han convertido la suspensión de los parlamentarios en su primer caballo de batalla. Fuentes del PSOE creen que hacerlo con celeridad sería dar un balón de oxígeno a ERC y Junts antes de las elecciones del 26-M y se decantan por aplazar esa decisión a la semana próxima, aunque hasta entonces tengan que aguantar la presión de las derechas, informa Juan Ruiz Sierra. La decisión no está tomada.