Agricultores y ganaderos jóvenes de la provincia, profesionales muy bien preparados que han decidido invertir e innovar en un sector en el que, contrariamente a lo que puede pensarse, no todo está inventado son los que están tirando en el territorio castellonense de la agricultura ecológica. Eso sí, lo hacen a un ritmo pausado.

Y es que, a pesar de que el año pasado se cerró con un aumento en la cifra de hectáreas dedicadas a cultivos ecológicos en las comarcas castellonenses, este tipo de agricultura no acaba de arrancar en la provincia como sí lo hace en otras partes de la Comunitat y en España, donde ya mueve 27.000 millones de euros al año y crece a velocidad de vértigo.

En Castellón, según las cifras del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV), en tres años la superficie agrícola certificada se ha incrementado en un 54%, al pasar de las 8.098 hectáreas del 2014 a las 12.752 que se contaban al cierre del 2017.

Cada vez hay más parcelas de tierra que producen alimentos bio o albergan explotaciones ganaderas ecológicas y cada vez son más los operadores del sector. En la provincia ya son 227 frente a los 174 del 2014. De esos 227, 170 son agricultores y ganaderos, mientras que el resto son empresas comercializadoras y compañías importadoras, destacan desde el CAECV.

Con los nuevos parámetros

Este es un tipo de agricultura que entronca en la filosofía que defienden los responsables de las organizaciones agrarias. Y es que el agricultor y el ganadero ecológico, además de producir, controla el proceso de comercialización, un aspecto fundamental en la nueva agricultura para alcanzar unos ingresos que permitan sostener las explotaciones en el tiempo.

Con estos condicionantes, el subsector ya factura en la Comunitat 480 millones anuales, de los que unos 60 corresponden a Castellón. Los países del centro de Europa son los principales consumidores de los alimentos orgánicos que se cultivan en Castellón, aunque cada vez más se hacen un hueco en el mercado provincial.