Al hilo de una semana como esta, con la celebración de la cena de Empresa del Año del Periódico Mediterráneo es bueno hacer una breve reflexión del momento económico que vive la provincia, desde la perspectiva empresarial y con la vista puesta en un periodo de cambios.

El crecimiento de la economía castellonense va fuertemente acoplado al del conjunto de la Comunitat y al del resto de España, pero, también, y con un peso importante, al del sector exterior. Esto último se refleja en la tasa de cobertura comercial de la provincia, que en el acumulado del 2017 alcanzó el 160%. Sólo la partida de productos cerámicos y similares arrojó en 2017 un superávit de 2.577 millones de euros.

En línea con el dinamismo de la provincia, Castellón muestra una tasa de desempleo inferior a la media de nuestra Comunitat, aunque todavía superior a la de la media nacional y muy lejos de la que lució antes de la crisis.

Por otra parte, los recientes datos en el Índice de Producción Industrial muestran que la ralentización también está afectando a los principales sectores de la manufactura que manda en la provincia de Castellón. En los próximos meses se podrá analizar qué parte de este freno obedece a factores estacionales y qué parte se consolida como coyuntural. También las últimas variaciones en los precios de energía están afectando negativamente a la provincia. El conflicto que se originó con Argelia tampoco ha ayudado al tejido productivo.

No obstante, los altos niveles de crecimiento previstos para la economía mundial, así como el respaldo de la política monetaria, que no prevé subidas de tipos hasta entrado el 2019, pueden ser palancas para el crecimiento de la provincia en términos de actividad y empleo.

En paralelo, el tejido empresarial castellonense sabe que debe seguir apostando por la industria 4.0, la innovación y la internacionalización.

En el ámbito autonómico, en este 2018 y el próximo año observaremos una desaceleración en nuestros niveles de crecimiento. Los últimos indicadores económicos así lo avanzan. En gran parte, apuntan a un menor dinamismo en la demanda interna y a unas no tan excelentes previsiones el sector turístico; sobre todo el internacional. La ralentización, al igual que en el resto de España, afectará a todos los sectores, aunque el fuerte empuje de la demanda externa permitirá mayores avances en el exterior.H