De la que ha sido bautizada como la peor campaña citrícola de los últimos 25 años se derivarán muchas consecuencias. Las habrá para muchos pequeños citricultores de Castellón, que dudan entre seguir con la producción o abandonarla de forma definitiva. Simplemente hay que circular por la N-340 a su paso por Nules o por la CV-10 a la altura de Almenara para comprobar que las primeras decisiones drásticas ya se han producido y que muchos agricultores han optado por arrancar sus fincas. Tampoco es un momento fácil para comercios y cooperativas: basta con mirar las estadísticas de exportación, que en el conjunto de la campaña se ha reducido un 13,5%.

En el caso concreto del mundo cooperativo, esta situación ha provocado que tanto en la provincia como a nivel autonómico se hayan producido las primeras reuniones auspiciadas entre otros por Intercoop a las que han asistido distintas cooperativas con el objetivo de buscar alianzas entre ellas, ya sea en forma de fusiones o acuerdos de colaboración. Por el momento, y según ha podido saber Mediterráneo, se ha constatado que existe interés, pero también que los históricos recelos entre entidades provocarán que, de lograrse esos pactos, no sean fáciles ni rápidos. En las próximas semanas habrá más reuniones para seguir analizando la situación.

UN SECTOR EN REGRESIÓN // Una de las voces autorizadas que defiende la «necesidad» de que el sector encare un proceso de concentración es el recientemente reelegido secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, que asegura que el mundo cooperativo «tiene un problema de tamaño y de estructura» que la campaña que ahora se cierra ha evidenciado, pero que no es nuevo ni mucho menos. «Las cooperativas son un sector que sufren un proceso de regresión desde hace años», reflexiona.

Los datos le dan la razón, pues según los informes anuales de la Federació de Cooperatives Agroalimentàries de la Comunitat Valenciana, desde el 2014 al 2017 se han perdido 15 entidades en la provincia, varias de ellas citrícolas. En el conjunto de la Comunitat, el peso porcentual que las cooperativas naranjeras tienen en el total de la facturación de la federación también ha descendido dos puntos --del 33,51% al 31,74-- en tres campañas, y en los datos a los que ha tenido acceso este diario todavía no se contabilizan los del 2018, en cuya recta final se inició la actual temporada.

Con estos datos, es obvio que, como asegura una de las personas que participa de las tomas de contacto que ya se han producido, las empresas «tienen una herida que hay que taponar», tanto mejorando los mecanismos de presión a los gobiernos y a la Unión Europea como, a nivel interno, con un proceso que permita a las entidades ganar tamaño.

Así lo cree también el máximo responsable de una de las principales cooperativas citrícolas de la Plana Baixa, que no obstante advierte: «si solo se juntan dos empresas se corre el riesgo de convertir dos problemas en uno solo pero más grande». En este sentido, apuesta por las fusiones o los acuerdos de colaboración, sí, pero «haciendo algo más», un plus que pasa por «mejorar la gestión»: «reducir reclamaciones, trabajar con fruta de la mejor calidad, bajar costes o ser más fuertes a nivel comercial para mejorar nuestra posición ante los clientes».

NULEXPORT BUSCA SOCIO // Una de las cooperativas de Castellón que busca socios, en la provincia o fuera, es Nulexport, que atraviesa por un momento delicado después de que no esta campaña no pudiera liquidar nada a sus socios y que ello abriera una crisis que provocó cambios en la dirección. Pese a los llamados hechos por la gerencia en las últimas semanas, el riesgo que corre esta histórica entidad especializada en la clemenules es que se produzca una fuga de cooperativistas que reduzca notablemente el tonelaje en una empresa pensada para trabajar con 40.000 toneladas. En este contexto, buscar un acuerdo se antoja una de las opciones para garantizar su viabilidad.