Juan José Montoro es el presidente de la Asociación Española de Técnicos Cerámicos (ATC), un colectivo con sede en Castelló, con más de cuatro décadas de trayectoria y gran predicamento entre los profesionales del sector. La digitalización y la implantación de las últimas tecnologías cerámicas, en el marco de la feria internacional de Cevisama que se inaugura mañana, son planes en activo.

-JAVIER CABRERIZO: ¿Cómo afronta el sector una nueva edición de Cevisama, en València?

-JUAN JOSÉ MONTORO: La feria, que va creciendo año tras año aunque de forma moderada, quiere batir récord de asistentes. Maquinaria, contract y arquitectos ayudan a sumar visitantes. Se ha convertido en una gran feria, referente, donde se van a presentar las innovaciones del sector de maquinaria, esmaltes y fabricantes de cerámica. Cevisama es una feria que brinda optimismo en los tiempos convulsos que vivimos en el sector. ATC contará con estand y presentaremos el Premio Impulsa y el Premio Nacional de Cerámica --en el área de la Diputación--.

-J. C.: ¿Por qué son convulsos?

-J. J. M.: Influye el hecho de que hay zonas del mundo con aranceles que, de un plumazo, te quitan un mercado. Por otro lado, hay mercados que suponen una oportunidad, con una progresión de ventas al alza, como EEUU. O el interés de fondos de inversión por las empresas cerámicas y su agrupación. Si antes la venta de cerámica al mercado nacional suponía el 70%; ahora esta es la cuota de exportación. Es un sector muy dinámico.

-J. C.: ¿Qué cambios debe afrontar el técnico cerámico?

-J. J. M.: El técnico debe ser consciente de los cambios que impone la transformación digital y debe liderarlos. Debe formarse en nuevas tecnologías y potenciarlas para que se implanten en su empresa. No hay que tener más miedos a los cambios que los propios de la novedad y debemos tratar esta situación como una oportunidad, porque no hay que competir con los robots, sino que los tenemos que liderar, con una visión humana.

Es clave reivindicar el papel del técnico cerámico en la transformación de la industria cerámica al modelo 4.0, en el camino hacia la fábrica inteligente que conecte a personas y máquinas, eliminando barreras y compartiendo en tiempo real datos que conduzcan a la obtención de productos personalizados.

-J. C.: ¿En qué punto nos encontramos, en cuanto a transición energética y digital?

-J. J. M.: La transición energética es fundamental hacerla hacia la descarbonización, con sentido común, pues las alternativas se irán imponiendo gradualmente (las energías tanto renovables como no renovables tienen límites). Por su parte, la digitalización está en marcha y a buen ritmo, pero en cuanto a la transformación digital, aún estamos digiriendo su conocimiento para poder implantarla. Es fundamental para el futuro del sector cerámico orientarnos al cliente. Y esto desarrollará la producción aditiva, flexible y personalizada. La única manera de crear valor será que nuestros clientes tengan una buena experiencia con nuestros productos y servicios.

-J. C.: ¿Y cuál es la ‘receta’ para que la industria cerámica mantenga el liderazgo?

-J. J. M.: Para seguir siendo líderes en el mundo, solo tenemos un camino: la innovación. Necesitamos formar y apoyar a las nuevas generaciones para que adquieran todas las habilidades necesarias para que nuestro sector siga siendo líder.

-J. C.: ¿Qué incertidumbres afrontan los profesionales?

-J. J. M.: Es necesario entender el mundo digital al que vamos, donde estaremos todos conectados y los problemas serán poliédricos, con soluciones complejas. Para eso nos ayudaremos con las herramientas digitales. Hay que entender que toda la empresa estará orientada al cliente y la producción será personalizada.

Los miedos a todos los cambios que se nos vienen encima, es bueno tenerlos, pero no dejan de ser una oportunidad. Los puestos de trabajo están cambiando, desapareciendo y creándose nuevos, con perfiles y exigencias nuevas. Por eso tenemos que ser proactivos para formarnos y adquirir nuevas habilidades, ser muy flexibles, adaptativos y creativos, y emprendedores de la innovación continua. La cualificación será progresivamente más alta. Las tecnologías no nos tienen que dominar a nosotros, somos nosotros los que dominamos a las tecnologías, usándolas para innovar y ser más eficaces.

-J. C.: ¿Cómo ve la industria azulejera dentro de una década?

-J. J. M.: Es arriesgado hacer una previsión. Vamos a un mundo diferente, digitalmente denso, con todos conectados y en el que es fácil conectar personas y dispositivos. Si alguien considera que cuenta con una ventaja competitiva por tener acceso a ciertos clientes, puede olvidarse, porque vendrá alguien y acabará con ella rápidamente.

La sostenibilidad habrá cambiado la sociedad económica y debería estar orientada a preservar el planeta con el hombre como centro. La función de producción será una etapa más e iremos hacia unas soluciones genéricas y flexibles, capaces de hacer cualquier cosa y en cualquier momento: la producción aditiva.

Como material resistente y polivalente, la cerámica estará dotada con propiedades funcionales que ayudarán a las ciudades sostenibles (protectora, higiénica, bactericida, domótica, conductora y receptora de energías). Todo estará concebido como servicio al cliente y percibido como una experiencia. Será clave innovar, con una logística potente, conocimiento transversal y la aparición de plataformas colaborativas de servicios.