Maincer apuesta por la diversificación de su negocio como fórmula para seguir creciendo al ritmo que lo ha hecho en los últimos años, y que se sitúa en el 15% por ejercicio. Muestra de ello es el último de sus proyectos: la construcción de una planta de lámina de hormigón impreso. «Es algo en lo que somos totalmente innovadores, no existe, y estamos muy ilusionados», asegura el director comercial de la compañía, Javier Montins.

Al respecto, detalla que esa instalación permitirá fabricar «láminas de hormigón de 20 o 30 milímetros de espesor y dimensiones de 1.200 por casi 4.000 milímetros y, luego, fracciones de 300x1.200, 600x1.200 y de 1.200x1.200 milímetros». Entre las ventajas que ofrece el producto, señala que, además de ser hormigón impreso, «está cortado, rectificado, pulido y decorado digitalmente». Las previsiones apuntan a su puesta en marcha en dos meses.

Este es solo uno de los ámbitos que la firma ha decidido sumar a la tradicional producción de maquinaria para la industria cerámica que, en la actualidad, supone el 50% de su facturación. «Tenemos una máquina de cinta de doble cara que nos abre mucho mercado en el tema de artes gráficas, de cartoneras, embalajes y empresas de esa índole...», un sector al que le deben el 20% del negocio. «Y también producimos maquinaria para tejas y ladrillos», que aporta el 30% restante.

Desde la empresa se muestran satisfechos de los resultados de 2019: «Ha sido el mejor año desde la crisis», sentencia Montins. Y es que, tras tocar fondo en el 2009, «hemos ido subiendo cada año y el pasado ejercicio fue espectacular».