La actual campaña citrícola no va bien y el mejor termómetro son los precios para los productores castellonenses. La Unió ha hecho un estudio en el que, tomando como base los precios oficiales de la Conselleria de Agricultura, son un 30% inferiores a los de la pasada por estas fechas.

La campaña se inició ya mal con las variedades tempranas de mandarinas, pero ahora la clemenules y la navelina van en picado. Apenas hay ya compra-ventas por parte de los comercios y el problema es que hay todavía mucha fruta pendiente de recolectar. Rabia, impotencia, desesperación son algunos de los calificativos que nos transmiten estos días los productores porque ven como sus cítricos pueden caer al suelo si no se recoge la fruta en un periodo prudencial. Así tenemos el peligro de que la gente venda desesperadamente lo que le ofrezcan, incluso a resultas, a comercializar, una práctica que habría que desterrar.

¿Factores de este desastre? Son muchos y variados y todos influyen. El acuerdo con Sudáfrica ya dijimos que no era bueno y por ello hace unos días nos concentramos ante la Oficina de Representación de la Comisión Europea en Barcelona para protestar. Como antes hicimos una campaña de denuncias en todos los ámbitos para modificar ese acuerdo que nos empezará a perjudicar a partir de la próxima campaña.

La gran distribución ayuda poco. No puede ser que en una breve visita por los centros comerciales detectemos prácticas abusivas que podrían vulnerar la ley de la cadena alimentaria. Hasta el Black Friday ha entrado en los cítricos. Podemos ver una oferta de Alcampo donde 5 kilos de naranjas cuestan 1,99 euros (0,40 €/kg) y un kilo de mandarinas se oferta a 0,59 euros/kg. En otro establecimiento, Carrefour, se regalan cuatro kilogramos de naranjas por compras superiores a 40 €.

Son dos casos de prácticas de descuentos a costa del agricultor. No estamos en contra de las ofertas, siempre y cuando las paguen las cadenas de distribución y no los productores. El uso de los cítricos como reclamo para que estas cadenas tengan más beneficios en otros productos no puede ser a costa del trabajo del agricultor.

Ya hemos trasladado tanto a la Agencia de Información y Control Alimentarios estas denuncias y vamos a seguir presentando todas las prácticas ilegales y abusivas que se detecten. Los citricultores no pueden estar por más tiempo dormidos. Confiemos que si la Unió convoca acciones de protesta se sumen a las mismas. Lo que no vale de nada criticar en el bar y luego quedarse en casa.