Agustín Carrilero es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, posee un doctorado por la Universitat Politècnica de València en Dirección y Organización de Empresas y un máster en Dirección de Márketing y Gestión Comercial en ESIC. Cuando finalizó su máster, a los 29 años, se vinculó a ESIC como profesor del área de posgrado. Apasionado de la lectura, del running y de la playa, hoy es el director de ESIC en la Comunitat Valenciana. Para él, el «éxito de un proyecto empresarial es un 5% de talento, un 5% de innovación y un 90% de perseverancia».

ESIC, como escuela de negocios y centro universitario, ha iniciado el curso más atípico de su historia. ¿Cómo ha sido la rentrée?

Efectivamente está siendo especial, pero hemos tomado todas las medidas sanitarias y nos sentimos con la obligación de intentar dar ejemplo. La situación es compleja, pero una cosa es tener miedos y otra es vivir asustado, y creo que no debemos vivir asustados porque esa actitud tendría graves consecuencias sociales, económicas y educativas. Consideramos que la presencialidad es clave en la educación y volvemos físicamente a las aulas, pero tendremos una docencia híbrida ante la exigencia en tomar las medidas preventivas y sanitarias más eficaces, y comportándonos con la máxima prudencia para cumplir con rigor todos las normas.

Imagino que tendrán previsto un plan B ante posibles contingencias no deseables por el avance de la pandemia de coronavirus.

Sí, tenemos distintos planes, para atender distintos escenarios. En el mes de marzo asumimos la existencia de una crisis y tuvimos claro que el curso 2020/2021 ya no se diseñaría igual que en años anteriores y que durante seis meses deberíamos trabajar mucho para resolver ese proceso de cambio, tal y como hicimos.

¿Cuál es la vinculación de ESIC con Castellón y qué iniciativas están en marcha en la provincia?

La vinculación comienza hace más de 30 años. Actualmente tenemos muchos antiguos alumnos repartidos por toda la Comunitat y, por supuesto, en Castellón, en puestos de máxima responsabilidad de empresas de la zona. Intentamos fomentar el networking , facilitamos la actualización de conocimientos y el desarrollo profesional de nuestros antiguos alumnos con distintas actividades y programas. Y en ESIC nos gusta hacerlo desde la cercanía y la territorialidad, de ahí que en los últimos años hayamos estrechado la relación con la Cámara de Comercio de Castellón para desarrollar formación en sus instalaciones.

En noviembre tenemos previsto impartir en las instalaciones de la Cámara el Programa Superior de Dirección de Ventas y el Programa Superior de Márketing Digital, dos convocatorias que han tenido una excelente acogida en Castellón en ediciones anteriores.

Uno de los valores añadidos de ESIC proviene de los eventos físicos que organiza cada año. ¿Siguen adelante estos encuentros?

Hay un espíritu de cambio y mucha ebullición de cómo está cambiando el mundo y, por supuesto, seguiremos con estos eventos, ya que tenemos el compromiso de trasladar conocimientos para tener un tejido empresarial potente en Castellón. Recuerdo en el último evento que tuvimos en el que un directivo me comentaba lo útil que había sido el seminario ante la incertidumbre que le generaba «lo digital».

Hoy, por ejemplo, para muchas personas la inteligencia artificial posee aún mala reputación, pero si entienden que puede ayudar a vivir mejor a los 7,5 mil millones de personas de este mundo y cómo puede crear un camino para la prosperidad, dejarán de temer a la tecnología y la verán como palanca de cambio que puede ser útil para toda empresa.

A nivel personal, ¿cómo le está afectando la tensión diaria de esta nueva normalidad?

Creo que los valores siempre constituyen un poderoso antídoto, son una manera de aportarle a tu vida, propósito, sentido y pasión. Intento conectar con los valores, porque me aporta la sensación de que nuestro duro trabajo merece el esfuerzo.

¿Considera que los alumnos viven también con incertidumbre esta situación y que puede afectar a su rendimiento académico?

La incertidumbre es la esencia de la vida. Todos nos sentimos molestos y torpes porque a nadie nos gusta. Pero, ante la incertidumbre, los profesores en el aula transmiten entusiasmo. Creo que esta crisis nos ha removido y nos ha hecho plantearnos lo que no estábamos haciendo bien, creo que nos ha hecho despertar y en estos meses he visto a los alumnos con la fuerza necesaria en transformar la fragilidad, el miedo, la vulnerabilidad en unión compromiso, solidaridad y entrega.

Con la situación derivada de la aparición del coronavirus en nuestras vidas, ¿considera que han cambiado las competencias que busca el empresariado para la búsqueda de talento?

En todas las áreas se va a producir una gran transformación, y tenemos que esforzarnos en aprender. Hemos de conseguir perfiles que sean complementarios a las nuevas tecnologías. Los robots y la inteligencia artificial van a provocar que estos perfiles profesionales tengan unas mayores oportunidades de empleo y, además, de conseguir salarios más altos.

Desde 2012 se ha venido aumentado la brecha salarial entre las personas con un mayor nivel de formación. Nosotros trabajamos en el aula las habilidades que nos exige el mercado laboral: como son la negociación, la persuasión, la creatividad, la comunicación y el trabajo en equipo.

¿Qué cree que se va a demandar a los directivos del futuro?

En ESIC deseamos que los estudiantes de todos los grados y posgrados adquieran una sólida formación humanística, de modo que sean personas con criterio, preparados para comprender el mundo complejo en el que viven. La buena formación tiende a hacer a las personas más creativas, más innovadoras, más solidarias, más capaces de entenderse con los demás, con mayor pensamiento crítico; por esas razones, la buena formación es siempre útil para encontrar un buen empleo.

Los torneos de debate o la realización del hackathon virtual han sido los hitos recientes de ESIC. ¿Cuál ha sido el feedback del alumnado y de las empresas?

Intentamos que los alumnos disfruten más del proceso que del resultado. Y estas acciones las han valorado positivamente, han conocido personas y han seguido madurando . Ello nos anima a emprender nuevos proyectos como un Observatorio ODS de Empresas de la Comunitat y una Cátedra de Pensamiento Crítico.