Durante los últimos siete años, España ha ido batiendo récords en la llegada de turistas extranjeros, alcanzado su cima en 2019, cuando recibimos 83,7 millones que gastaron 92.337 millones de euros, cantidad que supuso un incremento del 2,9% respecto a 2018.

En los tres primeros meses de 2020, visitaron nuestro país 10,6 millones de turistas extranjeros, que suponen 3,6 millones menos que en el mismo periodo de 2019. Esto ha implicado una reducción de ingresos de 3.820 millones de euros, hasta la cifra de 11.708 millones. Una pérdida que se ha concentrado en la segunda mitad del mes de marzo, cuando se declaró el estado de alarma y se cerraron las fronteras aéreas y terrestres.

Abril, con la Semana Santa ya perdida, y mayo están resultando aún peores. Las fronteras terrestres continúan cerradas y los vuelos turísticos siguen prohibidos. El horizonte sobre su reapertura es incierto. El Gobierno maneja el mes de octubre para ello, pero todo dependerá de la evolución de la pandemia por el Covid-19, no solo en España, también en el resto de Europa.

Ante este escenario, la industria turística española se aferra al turista nacional para amortiguar una reducción descomunal de turistas internacionales que nos llevará a una situación económica y social de proporciones desconocidas.

En 2019, los españoles realizamos 173,7 millones de viajes por España, con un gasto de 32.014 millones de euros. Es decir, 60.323 millones de diferencia respecto al gasto que realizaron los turistas extranjeros.

Con esta fotografía, las perspectivas para el turismo español son más que desfavorables. Exceltur estima que se perderán entre 92.000 y 124.000 millones de euros. Todo dependerá de dos factores: por un lado, de la apertura de las fronteras y, por otro, de la reacción de los turistas españoles. Todo ello, en un contexto en el que el miedo a la enfermedad complica sobremanera cualquier previsión.

Por ello es necesario que España, desde las instituciones y empresas del sector turístico articulen los mecanismos para garantizar la seguridad sanitaria. Una premisa para recuperar primero, la confianza de los turistas nacionales y, más tarde, de los internacionales. Para ello, son múltiples las voces que claman, más allá de los protocolos ya aprobados, la realización de test masivos.

Solo en un marco de confianza sanitaria, el sector turístico español podrá superar esta crisis a largo plazo. Porque minorar el impacto en 2020 es una prioridad, pero ha de serlo también afrontar la coyuntura desde una mirada más amplia, con medidas adecuadas para que España recupere en los próximos años su liderazgo en el mundo como destino turístico y, si cabe, lo haga con un mercado fortalecido y preparado para un posible rebrote del virus.

En 2018, el turismo supuso el 15% del PIB en nuestra economía, alcanzando la cifra total de 190.090 millones de euros, de los cuales el 63% corresponde al PIB indirecto y el 37% al directo, empleando a casi 2,5 millones de personas. España no tiene alternativas para perder una industria que fue el principal pulmón para la recuperación en crisis pasadas. Urgen medidas de impacto para la supervivencia de su tejido empresarial sobre el que se sustentar, con una estrategia renovada, el futuro del turismo.

Exceltur propone el PLAN RENACER 2020-2023 para el sector turístico español, que parte de tres premisas:

- La situación actual de cero ingresos y con mínimas posibilidades hasta finales de Junio, lo cual supondría casi cuatro meses sin facturar y la necesidad de garantizar la supervivencia de muchas empresas y empleos turísticos asociados que están en riesgo de desaparición, situación que se gravara a fines de verano si no llega la demanda extranjera.

- La constatación de la insuficiencia de las medidas adoptadas hasta el momento por el Gobierno de España tanto para garantizar la supervivencia empresarial, como para facilitar un calendario concreto y factible de apertura de los negocios turísticos, que faciliten su viabilidad.

- La obligación de abordar cuanto antes una serie de retos y debilidades estructurales de nuestro sistema de gestión turística (modelo de gobernanza, disponibilidad de una hoja de ruta estratégica…),que se habían pospuesto y se han manifestado durante esta crisis, que requieren de una urgente solución, más allá de asegurar la supervivencia empresarial a corto plazo.

Se trata de la visión de EXCELTUR, sugiriendo los pasos a seguir en estos momentos y especialmente dirigido al grupo de trabajo que se ocupa del desescalamiento turístico en el Gobierno central, coordinado por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

CONCLUSIONES

- Incremento de la concienciación por el turismo sostenible, aunque en algunas zonas ya se habla de “turismo regenerativo”, paso posterior a la sostenibilidad.

- Se prevé un descenso de los ingresos y de los beneficios en las empresas turísticas grandes y medianas. Estas empresas entrarán en una guerra de precios a la baja para intentar conseguir más clientes, sin importarles su procedencia. Las más pequeñas (hoteles y casas rurales, por ejemplo) resistirán mejor esta reducción de turistas extranjeros ya que su clientela era, sobre todo, nacional.

- Antes del COVID-19, el Brexit británico y la desaceleración económica alemana iban a influir negativamente en la llegada de turistas procedentes de estos dos países. En estos momentos de incertidumbre, la reducción se verá incrementada. No sabemos en qué cantidad. Tengamos en cuenta que, en 2019, recibimos 18,1 millones de británicos y 11,176 millones de alemanes. Representan el 35% del total.

- En relación con la procedencia de los turistas, algunos destinos sufrirán mucho más que otros. Por ejemplo, los turistas de la playa de Gandía (Valencia) son españoles en un 90%. En Benidorm, el 78% de los cinco millones de turistas que recibió en 2019, procedían de Reino Unido. Baleares está germanizada desde hace décadas, mientras que Canarias, aunque ha perdido turistas alemanes y nórdicos, recibió 13,1 millones de turistas extranjeros en 2019, mientras que recibió solo dos millones de turistas nacionales.

- En un futuro próximo, todos los establecimientos turísticos deberán tener en la entrada un distintivo COVID FREE que transmita confianza a los clientes. Marina Beach en Valencia y otro local en Lloret de Mar son los únicos en España que, de momento, tienen este distintivo sanitario internacional.