Este curso pastoral está centrado en la proclamación de la Palabra de Dios que propicie el encuentro personal con Jesucristo vivo. Nuestra Iglesia diocesana se propone además anunciar el Evangelio de la familia. En efecto: Cristo Jesús nos muestra el rostro amoroso de Dios y el verdadero rostro del ser humano, nuestro origen y destino, según el proyecto de Dios. Somos creados por Dios por amor y para el amor. Distorsionado y obscurecido este designio de Dios por el pecado, en Cristo queda renovada la creación entera.

En Jesús han adquirido también su rostro original el matrimonio y la familia. La raíz más honda del matrimonio y de la familia se encuentra en Dios, en su amor creador. El matrimonio y familia no son creación humana, sino don de Dios. Dios crea por amor al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza; los llama al amor y a la comunión mutua. Dios mismo hace fecunda su unión amorosa en los hijos. De la comunión del hombre y de la mujer en el matrimonio surge la familia.

En nuestra sociedad posmoderna y secularizada, la familia sigue siendo la institución más valorada. Sin embargo, las familias se enfrentan a múltiples crisis, peligros y amenazas. Desde su interior, existe la dificultad de muchos esposos para crecer juntos en el camino que emprendieron el día de su matrimonio; la dificultad para crecer en el amor y en la fidelidad; la dificultad para que su amor conyugal esté siempre abierto a una nueva vida. Y, desde el exterior, existen presiones culturales, sociales y mediáticas así como leyes que ponen a prueba su identidad matrimonial y familiar. Fiel a la misión de Jesús, nuestra Iglesia está llamada a anunciar el Evangelio íntegro del matrimonio y de la familia, tal como nos llega en la tradición viva de la Iglesia. H

*Obispo de Segorbe-Castellón