La soberanía de Burriana se ha visto secuestrada por terceros en un escenario insólito que ha privado a nuestra ciudad la oportunidad de decidir. Nunca antes se había dado una circunstancia similar. Nunca antes se había ninguneado de forma tan descarada la gobernabilidad de nuestra ciudad.

La alcaldesa socialista intenta levantar cabeza soportando un yugo que amenaza con enterrarla. El mismo que ha provocado que nuestra ciudad ignore las necesidades ciudadanas para depositar esfuerzos e ingresos en el lucimiento y protagonismo de la coalición Compromís-Podemos.

Y mientras Safont intenta alimentar el insaciable ego de estas dos formaciones, descuida Burriana hasta tal punto que el Consell asume sus competencias. Porque si el futuro del festival sigue en el limbo, obligaciones mucho más mundanas, como la de reparar los caminos rurales, son otra muestra del desgobierno de nuestra ciudad.

El regidor de Vía Pública, el socialista Vicente Aparisi, lejos de asumir responsabilidades busca culpables en Diputación. Institución que hace escasas dos semanas realizó labores de limpieza en la carretera del Puerto. Labores que no libran a Aparisi de su obligación de mantener y reparar los caminos. Porque tras un año de gestión debería saber que esta es competencia municipal, del mismo modo que lo es la limpieza de solares o la gestión del servicio de la ORA. El que esta semana ha sorprendido a vecinos y extraños con un aviso de que ya no pueden anularse las multas en los parquímetros. Es el desgobierno que reina en Burriana. El que ha llevado a terceros a ejercer de tutores. H

*Portavoz del PP en Burriana