Voy a hacer mías las palabras de la líder del PPCV, Isabel Bonig, en este mismo espacio: «La defensa de los valencianos debería ser una obligación irrenunciable para el Consell de Ximo Puig». Por suerte para los valencianos, lo es. El problema es que la defensa de la verdad debería ser también un ejercicio irrenunciable para la líder de la oposición. Las preocupaciones de los agricultores ya son lo suficientemente importantes como para que ahora el Partido Popular los utilice también para hacer política. Necesitan soluciones, no proclamas.

Las organizaciones agrarias cifran en 160 millones de euros las pérdidas en el inicio de esta campaña citrícola y, por ello, hace semanas que el Consell de Ximo Puig está trabajando en buscar soluciones. En Valencia, en Madrid y también en Bruselas. Me preocupa que Bonig intente utilizar el campo valenciano para hacer campaña, pero me preocupa todavía más su desconocimiento de la realidad.

El president de la Generalitat anunció hace ya tres semanas -tras una reunión con el Comisario Phil Hogan-- la modificación del Programa de Desarrollo Rural (PDR) para poner en marcha un plan piloto que palíe los efectos de la Xylella y, por supuesto, un seguimiento por parte de la UE de los bajos precios de origen de los productos agrícolas con el objetivo de proteger a los productores y evitar las prácticas irregulares.

Los socialistas siempre hemos trabajado por defender los intereses de los valencianos, y de nuestra agricultura también. Por eso me pregunto, ¿al lado de quién estaba el PP cuando el gobierno de Rajoy negoció el acuerdo de Sudáfrica con la Comisión Europea? Porque la propuesta -como muy bien debe saber Bonig- se debatió con los Estados Miembros y fue respaldada y apoyada por la entonces ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina. ¿Al lado de quién estaban cuando durante su tramitación en el Parlamento Europeo tuvimos que ser los socialistas quienes exigimos que se incorporaran cláusulas de salvaguardia para los cítricos? ¿Al lado de quien estaba cuando se quedaron solos votando a favor de este acuerdo?

Por todo ello, el president Puig y yo misma nos hemos reunido en diferentes ocasiones con la comisaria de Comercio Internacional, Cecilia Malström --que, como Bonig debería saber, es la competente en la negociación e implementación de los acuerdos comerciales-- para exigirle un seguimiento mensual de la entrada de cítricos procedentes del país africano. Queremos comprobar que el acuerdo no perjudica a nuestras exportaciones de cítricos y, en caso de que así sea, poder aplicar los mecanismos establecidos en la cláusula de salvaguardia que nosotros mismos propusimos.

ESTAMOS a la espera de conocer los datos oficiales de las importaciones de cítricos procedentes de Sudáfrica desde el inicio de la campaña para que la Comisión actúe con toda la contundencia que se requiera. Y así se lo hemos hecho saber a los agricultores.

Que urgen medidas nadie lo pone en duda: el campo valenciano necesita una respuesta de su gobierno. Y eso es lo que está recibiendo. Pero las causas no son simples ni únicas y por eso el gobierno valenciano está trabajando desde hace tiempo en todo un paquete de medidas. Claro que el acuerdo con Sudáfrica necesita revisarse para evitar perjudicar a los productores españoles, pero también necesitamos planes de reconversión de las explotaciones valencianas para producir variedades más rentables; necesitamos que el Gobierno central alivie la carga fiscal del IRPF a los afectados por las lluvias; y necesitamos que todos los productos agrarios que entren en el mercado europeo cumplan con los mismos controles fitosanitarios para evitar la competencia desleal.

Y todo eso, aunque Bonig no lo sepa --o haga como que no lo sabe--, el president Ximo Puig, ya lo está haciendo. Debería entender de una vez por todas que la crítica, por sí misma, no aporta soluciones.

*Eurodiputada y secretaria de Impulso Europeo del PSPV