Castellón-Valencia, Valencia-Castellón. Con una separación de 64,69 km y apenas una hora por carretera. Los usuarios que cada día realizan en tren el trayecto entre Valencia y Castellón o viceversa, tienen que pasar una auténtica odisea llegando a invertir casi dos horas de su tiempo en dicho trayecto.

Si bien este medio de transporte siempre ha tenido una buena reputación por su rapidez, seguridad y puntualidad, ahora mismo, y debido a las obras de la alta velocidad entre ambas capitales de provincia, los trenes de cercanías acumulan largos retrasos que sufren los pasajeros y que se convierten en auténticos suplicios.

Tal es la magnitud de la problemática alcanzada por estos retrasos que en los últimos tiempos hemos podido leer titulares acerca del tema en casi toda la prensa nacional, además de en la provincial y autonómica, tales como “Saturación, malestar y retrasos en Cercanías”, “El autobús se afianza frente a Renfe en el trayecto entre Castellón y Valencia”, entre otras cabeceras de noticia.

Tenemos la suerte de formar parte de una sociedad, la castellonense, que con su tolerancia permite llegar a la resolución de conflictos de manera ordenada y pacífica, pero lo que están viviendo los usuarios de estas líneas sobrepasa lo políticamente correcto y humanamente permisible, ya que hablamos de cientos de personas cuyo día a día se está convirtiendo en un auténtico vía crucis con estaciones cortadas y pasos de tortuga con los usuarios como involuntarios mártires. Ante tan nefasta actuación o ausencia de ella, desde aquí y a través de la fuerza que me otorga la ciudadanía, hago un llamamiento a todas las administraciones competentes para que encuentren ya una solución al problema, pero una real y de futuro, sin parches.

Una solución que devuelva a los usuarios la confianza perdida en este medio de transporte para realizar el trayecto entre Castellón y Valencia.

Pongámosnos en la piel de esos estudiantes que necesitan coger el tren para acceder a sus clases en la Universitat Jaume I y ven que debido a los retrasos, la mayoría de ellas ya acabaron. La frustración que genera perder horas de sueño en la mala gestión de unos pocos provoca no sólo malestar si no cabreo justificado. Por no hablar de las decenas de personas que ven convertido su viaje hacia el trabajo en una tarea más árdua aún que las propias del mismo, provocando tal cansancio que llegan prácticamente agotados a sus empresas.

Los trasnochados argumentos que Renfe esgrime ante sus clientes cada vez que una de sus líneas falla (se trata de una avería en tiempo real, que no se puede predecir) resultan insuficientes como poco, e insultantes la mayoría de las veces. Mención aparte merecen los continuos retrasos en la puesta en marcha de las instalaciones para hacer posible el sueño de conectar Castellón con el resto de ciudades importantes de España a través de la alta velocidad, sueño que se está convirtiendo en pesadilla para todos los castellonenses.

Por todas estas razones, exigimos respeto para los usuarios que cada día sufren la incompetencia e imposibilidad de nuestras administraciones públicas para cumplir con las obligaciones derivadas de los cargos que los ciudadanos les han otorgado a través de sus votos.

Exigimos, por tanto, que dicho trayecto deje de ser un martirio como lo es ahora y vuelva a convertirse en el placer que siempre fue. H

*Presidente de la Federación Coordinadora de Entidades Ciudadanas de Castellón (COASVECA)