China siguió con lógica atención el proceso que desembocó en la consulta sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Cabe señalar que está solo por detrás de Alemania en el ranking de países europeos con mayor volumen comercial con China. Aún así, las exportaciones al Reino Unido suponen un 3% de las exportaciones totales chinas, una cifra no muy elevada. Dos variables sobresalen en la importancia tradicional que China otorga a las relaciones bilaterales. El papel de la City en la internacionalización del yuan y su significación en el ámbito de los juegos de influencia en el seno de la UE.

El entendimiento entre las dos capitales en el orden económico y financiero fue ganando enteros en los últimos años como bien acreditó la decisión británica de sumarse al Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras a pesar de las reticencias de EEUU y otras capitales occidentales.

La inmensa mayoría de los analistas chinos consideraban altamente improbable un resultado proclive a la salida de la UE y, a la vista de los datos finales, no pudieron disimular su sorpresa. El régimen chino se había decantado por la permanencia. Cuando el líder Xi Jinping visitó Londres en octubre pasado, así lo hizo saber, abogando por una UE “estable”. Tras la consulta, los primeros efectos visibles fueron limitados, con poco impacto en el mercado de valores, pero las cábalas internas sugieren varios escenarios a futuro.

El brexit puede afectar a los planes globales chinos. La imagen de Reino Unido ante China ha evolucionado a la baja. Con la salida de la UE, el status internacional de Londres mengua a ojos del gigante asiático. Aunque el primer ministro Li Keqiang señaló en el reciente foro de verano de Davos que la continuidad estaba garantizada en sus relaciones con Reino Unido y la UE, ambos afrontan la necesidad de replantearse su relación en el nuevo contexto. La cuestión clave es si China mantendrá la importancia atribuida a Gran Bretaña estando fuera de la UE.

La nueva realidad de la integración comunitaria instará a China a doblar las precauciones respecto a la protección de sus intereses. Londres tiene una oportunidad si el recientemente anunciado endurecimiento de la política de la UE hacia China se compensa con una mayor autonomía británica. Tras tomar nota de las carencias de la UE para protagonizar una política autónoma en el orden global, Pekín lleva años centrando su estrategia en los miembros individuales o potenciando algunos escenarios subregionales. Este nuevo episodio de fragmentación del espacio continental sugiere, paradójicamente, el acierto de dicha táctica. H

*Director del Observatorio de la Política China.