Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de nuestra diócesis están convocadas hoy para la procesión diocesana de Semana Santa en Nules. Cercanos los días santos, la procesión será una expresión de nuestra fe común en Cristo Jesús, muerto y resucitado para la Vida del mundo, y de nuestra pertenencia a la gran familia de la Iglesia diocesana. Las Cofradías son ante todo una realidad cristiana y eclesial. En su centro y raíz está Jesucristo, Redentor único de todos, que vive y está presente en su Iglesia. Él es la única roca firme sobre la que se ha de edificar cualquier realidad que es parte de la Iglesia, como son las Cofradías y Hermandades. Sin Jesucristo y sin la Iglesia no serían nada, se quedarían en lo puramente estético y costumbrista, vacío de hondura y de verdad.

Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa representan una gran riqueza en nuestra Iglesia diocesana. Cada una a su modo manifiesta la rica piedad popular de nuestro pueblo cristiano en torno a los misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. No me cansaré de valorar lo mucho y bueno que han aportado y siguen aportando a la vida y misión evangelizadora de la Iglesia en nuestros pueblos y ciudades. Pero, si no se cuida con esmero su identidad cristiana y eclesial, se pueden producir desviaciones que oscurecen su razón de ser y su contribución a la vida espiritual de la comunidad eclesial, de forma particular de los fieles más sencillos.

Para vivir la Semana Santa con fe cristiana debemos proponernos reconocer al Nazareno, para que no se convierta en un extraño en su propia Semana. Las Cofradías deben favorecer la participación de sus miembros en los actos litúrgicos, mientras que las procesiones nacieron como prolongación de la celebración litúrgica, promovidas por las cofradías, con una devoción a la pasión, muerte y resurrección del Señor.

*Obispo de Segorbe-Castellón