Hace unos días el diputado popular Rubén Ibáñez se preguntaba en estas mismas páginas: ¿Dónde está el president Puig? Respuesta sencilla. Ese mismo día comparecía en les Corts para responder a las preguntas de los grupos políticos en un ejercicio de normalidad democrática del que adolecieron los anteriores presidentes en años de mayorías absolutas del PP en dicha cámara autonómica.

Años en los que cabría preguntarse también ¿dónde estaba el diputado Ibáñez? Primero recaló en la Diputación Provincial por su condición de hijo político del delincuente Carlos Fabra. De esos años la prensa recuerda, por citar un ejemplo, que la hermana del entonces diputado aprobó, a buen seguro que por méritos propios, el concurso-oposición para acceder a la plaza de auxiliar administrativa del Consorcio Hospitalario Provincial. Justo, azares que depara la vida, cuando su hermano era el responsable del área de personal en la Diputación.

Las Cortes Valencianas fueron el siguiente destino político del diputado Ibáñez cuando, en 2011, Javier Moliner decidió borrar el fabrismo en su intento de sanear el PP provincial y desalojar la corruptela y el clientelismo que caracterizó la gestión pública de Fabra en el palacio de la plaça de Les Aules. Eso llevó al diputado Ibáñez, a empujones, al Cap i Casal donde sigue ejerciendo las enseñanzas recibidas a la derecha del padre.

En esa misma cámara estaba sentado el diputado Ibáñez cuando, desde el banco azul que ocupaban sus amigos y compañeros de partido, se ejecutaron o consintieron algunas de las fechorías que más han avergonzado a los valencianos en las últimas décadas.

¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando se saqueó la empresa pública Vaersa? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando se perdonaron 800.000 euros de dinero público a la fundación de carácter privado encargada de organizar la visita del Papa? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando Francisco Camps y Rita Barberá conducían aquel Ferrari azul --no podía ser de otro color-- que simbolizó los años de la corrupción y la indecencia? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando se utilizó la empresa pública Ciegsa para financiar al PPCV según consta en el Informe remitido por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil al Juzgado de Instrucción número 18 de Valencia? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando la red de corrupción Gürtel regalaba bolsos y trajes o financiaba al Partido Popular a través de los estands de Fitur? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando se contrató en empresas públicas a trabajadores zoombies, entre ellos compañeros/as de bancada? ¿Dónde estaba el diputado Ibáñez cuando su compañero Alfonso Rus contaba en su vehículo oficial «mil, dos mil, tres mil...» y así hasta «dos millons de peles»?

¿Dónde estaba entonces el diputado Ibáñez cuando tanto le necesitaba la sociedad valenciana a la que dice salvaguardar y defender? Pues estaba ahí sentado, en su sillón de les Corts, aplaudiendo y refrendando con su silencio y voto cómplice todo ese escenario de desvergüenza, latrocinio y corrupción.

Ahora quiere saber dónde está el president Puig. En primer lugar, y a todas horas, levantando la hipoteca reputacional que dejó la derecha en esta tierra. Creando, junto al conjunto de la sociedad valenciana, 276.000 nuevos puestos de trabajo, con un incremento cercano al 17% frente a la media estatal que se sitúa en el 12%, con una tasa de paro del 13,9% frente a la del 23 % que dejó el PP.

El president Puig y el gobierno del Botànic están en la decisión de que 1,5 millones de valencianos no paguen los medicamentos que necesitan. Que 14.000 enfermos de hepatitis C puedan salvar la vida con los tratamientos que el diputado Ibáñez y el PP les negaron. O que más de 83.000 personas se hayan podido incorporar desde el año 2015 al sistema público para la Atención a la Dependencia, justo el doble de los que había hace cuatro años.

El president Puig y el gobierno del Botànic están en la decisión de que 400.000 niños y niñas puedan ir a escuela con libros gratuitos desde hace unos años. Y en otras políticas como el plan Avalem Joves que ha propiciado 679.000 acciones formativas de inserción para menores de 30 años y más de 42.000 beneficiarios en planes de empleo en los últimos tres años.

En eso, y en otras muchas acciones, está el president Puig. Y a su lado miles de valencianas y valencianos progresistas que en las pasadas elecciones confirmaron su apoyo al PSPV como partido más votado en la Comunitat.

*Director Territorial de Presidència de la Generalitat en Castelló