En la campaña de las pasadas elecciones autonómicas ya había quien se planteaba cuánto tiempo sobreviviría la educación concertada en la Comunitat Valenciana tras un eventual cambio de gobierno.

Compromís afirmó que su formación quería una transición tranquila hacia el modelo de educación pública, y que para ello estudiarían cómo convertir los colegios concertados en colegios públicos.

Mónica Oltra, entonces candidata de Compromís a la presidencia de la Generalitat, matizó, y aseguró que los conciertos seguirían existiendo, pero que en la medida en que hubiera infraestructuras públicas se irían eliminando.

Ximo Puig, por su parte, manifestó que --si llegaba a tener ese poder de decisión no suprimiría la enseñanza concertada existente--, aunque lo que no iba a hacer es concertar la enseñanza obligatoria cuando hubiera plazas libres en colegios públicos. El Partido Popular sostuvo que el derecho a la educación solo se ve satisfecho plenamente cuando los poderes públicos aseguran la escolarización de todos y respetan la libertad y el derecho de los padres de elegir escuelas para sus hijos, de acuerdo con sus convicciones o preferencias morales, religiosas, filosóficas y pedagógicas.

Hoy es de actualidad si el Consell aboga por la supresión de la enseñanza concertada, o si está supeditando su existencia a la ausencia de plazas libres en la pública.

La respuesta es clara, pues la actuación del actual Consell, con recortes a la educación concertada en Benicarló, confirma su intención de que a medida que se construyan nuevos colegios públicos, se destruirán conciertos. H

*Portavoz del PP en Benicarló