El próximo domingo los españoles tenemos una nueva cita con las urnas. Y nos jugamos mucho. Seguir en la España en la que se ha dado la espalda a la gente: se rescataron entidades financieras mientras se ha estado dejando a personas sin techo, sin luz, gas o agua, se han aprobado amnistías fiscales para amigos defraudadores del señor Montoro, indultado a políticos corruptos por mucho que el señor Rajoy diga que no; o cambiar a la España de las personas, donde en la agenda del gobierno tenga prioridad la lucha contra la pobreza energética, se abogue por la regeneración política y democrática tan necesaria, o de una vez por todas nos acordemos del colectivo de los autónomos, estos que llevan haciendo un esfuerzo descomunal y, facturen lo que facturen, todos los meses tienen que pagar una cuota fija completamente injusta.

El PP lleva semanas aludiendo al voto del miedo. Miedo a que cambien las formas de hacer política, acostumbrados a un sistema turnista en el que durante tantos años han hecho y deshecho a su antojo con las tristes consecuencias que ha tenido para el país. Es momento de dar la espalda a quienes nos han dado la espalda sistemáticamente y volver a sonreír, con esperanza.

A nadie duda de que el parlamento será plural y los grupos políticos deberán hacer un esfuerzo y dialogar, buscar consensos y, por encima de todo, pensar en el interés general. Algo que ya hicimos en la gran parte de municipios del país hace poco más de un año y que ha llevado consigo un cambio de políticas en favor de las personas, especialmente de las más vulnerables. H

*Alcalde de Nules y presidente de CCD