Todavía está viva la celebración de la Navidad en nuestro corazón. Y la Jornada de la Infancia Misionera, el domingo 27 de enero, nos invita a volver de nuevo nuestra mirada a Belén. Junto con los niños de Infancia Misionera, acompañaremos a José y a María en su «peregrinación» de Nazaret a Belén; y como los pastores y los Magos de Oriente, iremos al portal de Belén para contemplar y adorar al niño, el hijo de Dios, recién nacido. El niño nacido en Belén es la buena noticia de Dios para todo hombre y mujer de todo tiempo y lugar. Es lo que resalta el lema de la Jornada de este año. «Con Jesús a Belén. ¡Qué buena noticia!».

Despertar el sentido misionero en los niños bautizados es primordial, ya que, por el bautismo, todos somos misioneros, o, en palabras del papa Francisco, «discípulos misioneros» de Jesús, la buena noticia para el mundo. Es lo que pretende la Obra de la Infancia Misionera, que nació para que los niños pudieran ayudar a los niños de los países de misión. La Infancia Misionera no está pasada de moda. Cuantos trabajamos en la iniciación cristiana sabemos que es vitalo para su futura vida cristiana que los niños bautizados tengan la experiencia de un encuentro con Jesús en su más tierna infancia. Solo desde ahí podrán crecer como discípulos misioneros de la buena noticia.

Por ello os invito a todos los niños de todas las parroquias y colegios a nuestro encuentro anual de Infancia Misionera el sábado 26 de enero, por la mañana en el Seminario diocesano Mater Dei. Los varios centenares de niños y niñas que participan cada año en el encuentro son testigos de la alegría que da compartir la fe y la misión, de ser amigos de Jesús para llevar a otros el amor de Dios que él nos ha traído. Animo a todos --niños y niñas, catequistas y profesores, parroquias, movimientos, comunidades eclesiales y sacerdotes-- a participar en el encuentro. No os defraudará.

*Obispo de Segorbe-Castellón