Aquella Administración que la izquierda no controla debe ser aniquilada para que únicamente queden en pie aquellas que gobierna la izquierda. Esta es la máxima prioridad del Gobierno del Botánico y de tantos ayuntamientos gobernados por coaliciones cuya prioridad parece ser en estos momentos atacar a la Diputación, en lugar de resolver los problemas de las personas.

Parece mentira que Ximo Puig sea de Castellón y de una zona donde todos los ayuntamientos saben bien de la ayuda que les presta diariamente la Diputación. Su obsesión por asfixiar al gobierno provincial traerá, si lo logra, la asfixia de decenas de pequeños municipios que tienen en la Diputación un balón de oxígeno para su gestión diaria.

Quien tiene la competencia en educación es la Generalitat, pero se nos obligó a la Diputación, con un presupuesto 100 veces menor, a aportar la misma cantidad de dinero que la Generalitat para Xarxa Llibres. El esperpento ocasionado por la consellera de Sanitat con el acelerador del Hospital Provincial es otra muestra más de lo poco, o nada, que les importamos los castellonenses al molt honorable morellano. Las trabas en política turística o deportiva es el último ataque de una Generalitat en manos de los radicales de Compromís, deseosos de humillar a aquellos que no pensamos como ellos y demostramos que gestionamos mejor que ellos.

Y es que, como siempre, ocurre la izquierda gobierna contra la gente y contra el sentido común. Su acción de gobierno es la revancha y deshacer el camino recorrido aunque quienes paguen las consecuencias sean los ciudadanos, en este caso los castellonenses. H

*Diputado provincial del PP