Hace unos días, el papa Francisco ha puesto en nuestras manos su exhortación apostólica Amoris Laetitia (=[AL] La alegría del amor), fruto de la reflexión en los dos recientes Sínodos de los obispos celebrados en Roma sobre la familia. Es un documento extenso, en el que el Papa presenta la belleza del amor, del matrimonio y de la familia en el plan de Dios. Su objetivo es ayudar a los matrimonios y familias a alcanzar esta meta.

En la presentación de AL en los medios y en los debates hemos oído cosas tan distintas y contrarias que lo más importante en este momento es disponernos para la lectura atenta y el estudio sosegado de toda la exhortación, para conocer lo que realmente dice el Papa.

Lo primero que hemos conocer es la intención del Papa: él no quiere pronunciarse sobre cuestiones debatidas por teólogos; y sí que quiere, por el contrario, librar a los pastores y a los fieles de posiciones extremas inaceptables, como son “un deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente reflexión o fundamentación” y la pretensión de “resolver todo aplicando normativas generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones teológicas”. Después es necesaria la lectura y el estudio de la exhortación por etapas sucesivas, es decir por capítulos, para conocer bien todo el texto.

El Papa quiere evitar que la atención se centre exclusivamente en la cuestión de situaciones “irregulares”. Por eso se extiende detenidamente en los aspectos teológicos, antropológicos, pastorales que proponen un ideal que resulta atractivo: un amor que realiza la vocación más radical del hombre y de la mujer al don de sí, que resulta posible porque se basa sobre la fidelidad y la gracia de Dios, que sostienen a las familias en los momentos de dificultad. H

*Obispo de Segorbe-Castellón