El pasado lunes 9 de abril, el papa Francisco nos ofreció Gaudete et exsultate, una nueva exhortación apostólica. En este caso trata sobre la llamada de todos a la santidad en el mundo actual y toma su título de una frase del Evangelio de Mateo: Alegraos y regocijaos. Quiero empezar agradeciendo al Santo Padre su paternidad, que ejerce de tantos modos; ahora así: señalando, recordando, y exhortando que también el hombre de hoy, cada uno de nosotros, está llamado a la santidad. No es una vocación que uno se da a sí mismo, sino que es una invitación de Dios a vivir la vida como senda que conduce al encuentro, la vida, la amistad y la felicidad con él. Cuando el Papa nos pone delante de esta llamada divina, vuelve a decirnos que, a pesar del mal y de las dificultades, nuestro mundo y nuestro hoy son lugares desde los que se puede caminar hacia Dios, si nos abrimos a su gracia. !Qué importante es que acojamos con apertura de corazón y con auténtica inteligencia lo que el Papa nos propone en la Gaudete et exultate!

En varias ocasiones ha dicho Francisco que estamos siendo testigos no tanto de una época de cambios cuanto de un cambio de época. El mensaje de la exhortación es doble: todos estamos llamados a la santidad y la santidad es algo que está al alcance de cualquiera, si se abre a la gracia de Dios y coopera con ella siguiendo el camino de la Bienaventuranzas. Porque es algo a lo que se nos llama desde dentro de lo más cotidiano de nuestras vidas: el trato en la familia, el trabajo, la acogida de los necesitados, el compromiso con los más pobres, etc. Por supuesto la oración, los sacramentos, la palabra de Dios; la santidad es para todos y está donde siempre, también hoy. Porque la santidad es con Cristo, en Cristo y desde Cristo.

Animo a todos a leer, a meditar, y a compartir lo que el Papa dice en la Gaudete et exsultate.

*Obispo de Segorbe-Castellón