Cualquiera que viva, visite o simplemente transite por la provincia de Castellón podrá comprobar que la movilidad sostenible no es uno de nuestros fuertes. Tan solo es necesario intentar desplazarse mediante transporte público entre las distintas poblaciones situadas en las comarcas de la Plana o a los núcleos de población del interior o del norte de nuestra provincia para darse cuenta de que hablar de movilidad sostenible en Castellón es algo bastante cercano a un sueño imposible. Viene esto a cuento por el reciente Informe sobre la movilidad sostenible en la Comunitat Valenciana elaborado por el Comité Económico y Social en el que se realiza un intenso y extenso análisis de la movilidad desde el aspecto de la sostenibilidad y enfocado principalmente a los desplazamientos hacia los distintos polígonos industriales y centros de trabajo.

El informe del CES constata que nuestro actual modelo de movilidad genera una serie de problemas que afectan tanto a los trabajadores y trabajadoras como a las empresas y a la sociedad. La consecuencia más perjudicial para los trabajadores es elevado número de accidentes laborales producidos tanto en los desplazamientos entre domicilio y centro de trabajo como los sucedidos en los desplazamientos en misión. Baste decir que en el periodo que va de noviembre del 2014 a octubre de 2015 se registraron en nuestra comunidad un total de 5.967 accidentes in itinere, aunque tampoco es menor el impacto en los trabajadores y trabajadoras del estrés, la fatiga o el cansancio derivado de las dificultades para desplazarse a sus centros de trabajo. Para las empresas también supone una fuente de problemas el actual modelo de movilidad ya que tiene un acusado impacto en el absentismo laboral, en un menor rendimiento laboral o en un reducción de la productividad derivadas de la congestión del tráfico o de las dificultades de desplazamiento. Por último no resulta menos relevante el impacto de un sistema de movilidad poco sostenible sobre el conjunto de la sociedad y que se traduce en un elevado consumo energético.

El informe del CES indica que en la provincia de Castellón aproximadamente el 90% de los desplazamientos se realizan en vehículo privado, mayoritariamente no compartido, y ante esta situación plantea una serie de recomendaciones que resultan cuanto menos sonrojantes por su obviedad, pero fundamentalmente porque ponen en evidencia la escasa atención que han prestado los responsables públicos en solucionar los graves problemas que en materia de movilidad viene sufriendo los ciudadanos y ciudadanas de nuestra provincia desde hace muchos años.

Que el CES hable de la necesidad de conectar la ciudad de Castellón con los grandes núcleos de población que conforman el distrito industrial, así como con el litoral norte, o la recomendación de potenciar el ferrocarril de cercanías como elemento de vertebración de la provincia en su eje norte sur, resultan reveladoras de la desastrosa planificación de las infraestructuras de trasporte y movilidad que hemos tenido en nuestra provincia y que siguen siendo fuente de múltiples perjuicios para los ciudadanos y ciudadanas de Castellón, para sus empresas y para el conjunto de la sociedad.

El último ejemplo de desatino son las obras del tercer carril que deberían traer el AVE, o algo parecido, a la provincia de Castellón que se han convertido en un auténtico despropósito que de momento solo han traído innumerables problemas a los castellonenses. Las declaraciones del director-gerente de la Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana diciendo, en relación a las obras del Corredor Mediterráneo, que “cuando una cosa está mal parida, está mal parida” son la constatación de un modelo de desarrollo que nunca tuvo como pretensión satisfacer las necesidades de movilidad de los ciudadanos ni de las empresas con el objetivo de mejorar la calidad de vida y el progreso social y económico de nuestra comunidad. Algo que el reciente informe del Comité Económico y Social de la Comunitat Valenciana ha puesto magníficamente negro sobre blanco. H

*Secretario general de UGT-CS